ORACIÓN DE LA MAÑANA PARA QUE DIOS NOS AYUDE EN NUESTRA MADUREZ O EN NUESTRA VEJEZ
Estimados hermanos de Yo creo en Dios, que nuestro Señor nos ayude y bendiga en todos los momentos de nuestra vida.
Es normal para todos, sentir que los años nos pasan, que muchas veces no hemos alcanzado nuestros sueños o nuestras metas, que las enfermedades han llegado a nosotros y que abrumados por todo esto, nos empecemos a sentir viejos.
Para estos instantes, donde nos sintamos apesadumbrados, te traemos esta bella oración de la mañana, para recordarnos que Dios nos acompaña y nos da cientos de cosas buenas y debemos ser agradecidos con él, pero también para pedirle que nos ayude siempre, sobre todo en los momentos más difíciles por los que estemos pasando.
Te invito a hacer esta oración durante nueve días seguidos si tienes alguna petición en especial, o cuando lo desees para refugiarte en el Señor y pedir su bendito auxilio.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Tú eres quien perdona todas mis iniquidades, el que sana todas mis dolencias, el que rescata del hoyo mi vida, el que me corona de favores y misericordias, por eso te doy gracias Padre bueno, porque tú eres quien me da la vida y fortaleces todo mi ser.
Señor, tú me das la sabiduría para cuidar mi cuerpo y me llenas de fuerza y vigor, para ir y venir todos los días de mi vida. Aún en la vejez me haces fructificar y ver a mis generaciones lleno de días buenos.
Gracias Padre bueno, porque hasta el día de hoy, me siento con vigor y lozanía, para vivir mi vida con gran esplendor, gracias a que tú Señor, me fortaleces y llenas mi vida de justicia.
A ti mi Dios hoy me acojo, para que no sea confundido jamás. Por favor ten piedad de mí, y sálvame, de todas las tentaciones del mundo, de toda persona que quiera hacerme daño, de la enfermedad, de la sinrazón, tiende a mí tu oído y sálvame por favor, sé para mí un refugio, un alcázar fuerte que me salve, pues mi roca y mi fortaleza eres tú Señor.
Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento, pues tú eres mi esperanza, Señor, eres mi confianza desde mi juventud, desde que decidí seguirte y entregar toda mi vida en tus manos. En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre, por eso no cesaré de alabarte, porque me lo has dado todo Señor.
Soy el asombro de muchos, más tú eres mi refugio seguro, pues no me dejas vanagloriarme, no dejas que olvide que tú me lo has dado todo, y por eso mi boca está repleta de tu alabanza, para darte siempre las gracias por tus bendiciones y por tu gracia.
Bendito Creador, a la hora de mi vejez no me rechaces, no me abandones cuando decaiga mi vigor, por el contrario, lléname de nuevas energías, para poder seguir adelante, valerme por mí mismo y tener una vida digna junto a mis seres queridos.
Oh Señor, no te estés lejos de mí, Dios mío, ven pronto en mi socorro, y si algunos quisieran hablar mal de mí, o quisieran hacerme daño, la confusión y la vergüenza caerán sobre ellos, porque tú mi Dios, me proteges y amparas de todo mal y de todo aquel que quiera hacerme daño.
Alabado Dios, desde mi juventud me has instruido, y yo he anunciado hasta hoy tus maravillas, y ahora que llega la vejez y las canas, por favor Señor, no me abandones, para que anuncie yo tu brazo a todas las generaciones venideras, para que puedan conocer de tu poderío, de tu justicia y sobre todo, de tu amor y benevolencia hacia nosotros tus hijos.
Santísimo Creador, tú me conoces muy bien, pues siempre me refugio en ti, y es por eso que hoy te pido tu preciosa ayuda, para que me des la sabiduría y la paciencia, para poder resolver esta difícil situación que hoy me inquieta y me llena de tensión:
(En este momento cuéntale al Señor tu problema o aflicción y pídele su divina ayuda)
Gracias mi Dios por escucharme, gracias por atender a mi llamado, pues solo tú puedes aliviar mis cargas, solo tú puedes perdonar mis pecados; bendíceme mi Dios, lléname de ti y alivia mi corazón cansado.
Tú Señor has hecho grandes cosas en mi vida, por eso quién como tú, que me has amparado de tantos desastres y desgracias, y ante las adversidades, me has levantado del suelo y has vuelto a recobrarme.
Tú mi Dios, vendrás a sacarme de los abismos de la tierra, sustentarás mi ancianidad, volverás a consolarme, y yo te daré gracias Señor con todas mis fuerzas, tocaré vítores de alabanza por tu verdad Dios mío, oh Santo de Israel.
Padre Santo, en este día me encomiendo a ti, pongo en tus poderosas manos mi salud, mi bienestar y todo mi ser, para que seas tú el que me sostenga y que disponga de mi vida, de mi ser, de todo lo que soy y de todo lo que quiero ser.
Por último Señor, te pido tu bendición, para que ampares e ilumines con tu corazón a todos los que hoy son importantes para mí, a mi pareja, a mis hijos, mis nietos y a todos mis seres queridos y amados, protégelos por siempre.
Todo esto, te lo pido en el nombre de tu poderoso hijo y salvador nuestro Jesucristo.
AMÉN +Ahora en agradecimiento y para que nuestro ruego llegue aún más al Señor, te invitamos a hacer el Credo, un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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