Queridos hermanos de Yo Creo en Dios, gracias por acompañarnos nuevamente y por seguir siendo fieles a nuestro Dios y Creador.
Si estás buscando la ayuda del Señor, poder fortalecerte y que nuestro amado Jesús ilumine tus pasos y tu vida, te invitamos a realizar esta bella oración, para pedirle a nuestro Dios y Salvador, que obre en nosotros el milagro que necesitamos con urgencia, y así encontrar la paz y el sosiego en nuestro corazón.
Esperamos a través de esta oración que traigas a tu mente el amor que Jesús te ha dado, las veces en que te ha reconfortado, con la certeza que será escuchada nuestra plegaria y él te concederá lo que hoy le pidas, con un corazón sincero y humilde.
Te invitamos a hacer la oración durante siete días seguidos si tienes alguna necesidad en especial. Recuerda que nuestro señor Jesús siempre aboga por nuestras vidas, por nuestra salud y remedio y siempre nos llenará, de sus bendiciones si acudimos a él.
En el nombre del padre del hijo y del espíritu santo Amén
Señor Jesús, tú que eres ejemplo de amor y de bondad, que con tu vida predicaste la misericordia y nunca dudaste en hacer el bien y defender a quienes lo necesitaban, te doy gracias porque hoy me enseñas a no ser indiferente y a pensar en mi prójimo. Sé que muchas veces por mis temores y los afanes diarios ni siquiera me acuerdo de ti, por eso te pido perdón por mi ingratitud, y te pido que me ilumines siempre, para no olvidar nunca tu inmensidad y el amor que tienes por mí.
Hoy reconociendo mis debilidades acudo a ti, para que en mi corazón se gesten esos dones que me acercan más al plan de tu Padre y Creador nuestro, en primer lugar, valorándome como persona, luego amando a los demás a ejemplo tuyo, y finalmente reconociéndote como mi salvador y mi soporte, para transformar mi vida, como lo hiciste en las bodas de Caná, cuando convertiste el agua en vino, como símbolo de la abundancia de tener a nuestro Dios en el corazón.
Amado y bendito Jesús, reconozco que a veces la duda me invade, por miedo a quedarme sin el vino de tu bondad y sin tus bendiciones, pero en ti siempre me reconforto, sobre todo cuando pienso en todo lo que hiciste cuando viviste entre nosotros, y me imagino las maravillas que puedes hacer en mi vida, que me llenen de gozo y de bienestar, pero además sé que siempre eres piadoso e intercedes por nosotros ante el Padre Celestial.
Señor, tú siempre con sabiduría, me enseñas a practicar la paciencia. “No ha llegado mi hora” dijiste a nuestra santa madre María, y ahora entiendo que es porque las cosas tienen un tiempo y una misión que está unida al Plan de Dios, por eso hoy con mi corazón dispuesto a tu voluntad y a tus enseñanzas, acudo a tu bondad, para que intercedas por mí y lo que hoy anhelo sea escuchado por nuestro Divino Padre del Cielo:
(Ahora, con toda confianza en nuestro amado Jesús, cuéntale tus dificultades o anhelos y pídele su bendita ayuda)
Gracias señor por escucharme Señor, porque ante las dudas y deseos tengo la certeza que puedo acudir a ti, te entrego este anhelo con la seguridad que todo lo que me concedes es para mi bien y fortaleza. Hoy descanso ante tu presencia, con la seguridad de que los aprendizajes que traerás me acercarán más a Dios y a mi prójimo, convirtiéndome en un ser piadoso y misericordioso.
También querido Jesús, sé que al concederme este anhelo me estás enseñando el poder de la oración, la importancia de acudir a ti con humildad, de reconocer que te necesito en mi existencia, que a través del plan que el Señor ha creado para mí, seré una persona bondadosa, respetuosa y sobre todo llevaré tu sello cada día de mi vida.
Amado Jesucristo, hoy me llena de tranquilidad tener tu presencia cerca de mí, porque así puedo verte en mi realidad, con mis devotos hermanos y aún con aquellos que no creen en ti. Tu fuerza Señor, va delante de mí como un puente que me guía hacia la plenitud, por un camino de esperanza ante las dificultades y ante las situaciones que hoy estamos afrontando y que a veces me desconciertan, pero que gracias a tu presencia y a tu guía, puedo superar, confiando plenamente en tu gracia y en tu misericordia infinita.
Amado Jesús gracias por escucharme en este nuevo día, en este instante siento tu presencia al poder acudir a ti, pues eres el refugio que me ayuda a llevar una vida plena, y solamente me queda agradecerte porque sé que se cumplirá mi anhelo, pues tú siempre te manifiestas en cada acontecimiento, protegiéndome, enseñándome, pero sobre todo amándome, con un amor que transforma en paz la angustia y en esperanza la incertidumbre.
Finalmente, mi adorado Salvador, te pido que nunca te apartes de mí, que cada nuevo día, me fortalezcas, me ilumines y me des todas las fuerzas necesarias para seguir adelante y dar buenos frutos, siempre de tu mano y protegido por tu infinita misericordia.
AMÉN +
Ahora complementemos nuestra oración haciendo un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
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