Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador!, tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio.
Salmos 18:2
Hermanos, que la gloria y el amor de nuestro Señor, estén con ustedes en esta nueva mañana.
En repetidas ocasiones, solemos sentirnos decaídos, sin fuerzas, siempre algo nos hace falta, sobre todo a la hora de enfrentar nuestros problemas o dificultades, y es por ese motivo que no logramos resolverlos y se nos enreda nuestra vida, porque necesitamos de nuestro Dios y Señor para poder enfrentarnos al mundo y salir victoriosos.
Por ese motivo, en esta bella mañana, traemos a ti esta milagrosa oración a nuestro amado Jesús de Nazaret, para pedirle toda su fortaleza, su protección y sus bendiciones, para reconstruir nuestra vida y resolver todos nuestros problemas y dificultades.
Te invitamos a realizar esta oración durante nueve días seguidos si tienes alguna petición en especial, con mucha confianza y con todo el amor de tu corazón.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén
Amado y bendito Dios, de infinita caridad, tú que tanto has amado a tus hijos, hoy te pido que dirijas ese amor a mí, me ilumines, me abras el entendimiento y le de paz a mi corazón, para con esta oración, encomendarme a ti y a tu infinito poder.
Señor, en ti todo lo puedo, si me consagro a ti, si pongo mi vida en tus manos, si te elijo así como tú me elegiste hace mucho tiempo, para que me acompañes, me guíes y me llenes de tus bendiciones.
Mi amado Jesucristo, tú eres el único capaz de darme las fuerzas necesarias, para levantarme una y otra vez, de mis caídas y tropiezos, de mis errores, de mis faltas, pero sobre todo, de los pecados que una y otra vez cometo, y de los que ni siquiera me doy cuenta, pues me he alejado de ti, y por eso solo tú, tienes el poder para que yo sea consciente de ello, y con eso, pueda pedirte perdón, y todo mi ser, sea renovado con tu misericordia.
Jesús mío, mi adorado Señor y Salvador, Dios del cielo y de la tierra, en esta mañana invoco tu nombre, para con humildad decirte que no soy nada sin ti, sin tu amor, sin tu amparo y sin tu clemencia; eres tú el que hace posible lo imposible, el que puede transformar mi vida, para que todo lo que esté mal, cambie, se transforme de manera positiva, gracias al poder que viene de ti y de nuestro Padre Celestial.
Señor, sabes que mi fe ha sido intermitente, y a pesar de eso, tú te mantienes fiel y me sigues amando, y por eso acudo a ti, porque eres el único que me entiende, el único que no me aborrece por mis pecados, el único que sabe que estoy cambiando para ser una mejor persona, pues quiero agradarte y serte fiel, deseo que todo lo malo quede atrás, y por eso hoy anhelo darle fin a mis graves problemas, y solo de tu mano lo lograré:
(Ahora cuéntale a nuestro Señor Jesús, los problemas o dificultades que tengas, pide su milagrosa ayuda y confía plenamente en él)
Milagroso Jesús de Nazaret, en este instante mi ser se llena de alegría, noto que todo está cambiando desde este preciso momento, porque estás actuando en mi vida. Sé con plena certeza, que me has escuchado, que tienes piedad de mí, y que deseas lo mejor en todo lo que haga, y por eso te doy gracias, te lo agradezco de corazón, y hoy te digo, Señor, en ti, todo lo puedo.
Amado Jesucristo, tú eres grande, todos saben de tu inmenso poder, pues tú sanaste al enfermo, amaste al que nadie quería, liberaste al prisionero de sus pecados, echaste fuera los demonios de los poseídos, perdonaste las ofensas de los que te lastimaron, y lo más importante, obtuviste la victoria ante la muerte, y por eso hoy deseo que todas esas bendiciones las derrames sobre mí, que me des toda tu fuerza Señor, para amar a mis hermanos, para perdonar a los que me ofenden, para que mi cuerpo sea templo de sanidad y para que algún día, cuando me llames a tu presencia, pueda vencer la muerte y esté junto a ti.
Para terminar mi Señor, quiero pedir que también les des todas tus bendiciones y les acompañes en todo momento, hora y lugar, a mi pareja, a mis hijos, mis padres, hermanos y demás familiares y seres queridos, para que también tengan tu presencia en ellos y tengan las fuerzas necesarias para levantarse cada día y vivir un día más bajo tu amparo.
Todo esto te lo pido con total humildad, a ti, que eres nuestro Dios y Salvador y que eres Santo por los siglos de los siglos.
AMÉN
Fortalezcamos ahora esta plegaria al Señor, haciendo el Credo, un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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