Vivan en armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes. No presuman de sabios.
Romanos 12: 16.
Deja el orgullo de lado, mantente siempre en la humildad, no presumas, no te engrandezcas, porque esto a Dios le desagrada, vive en armonía y paz con los demás, no creas ser mejor que otros, porque la soberbia puede llevarte a un abismo sin salida, lleno de tristeza y soledad, Dios desprecia a quienes pasan por encima de otros con tal de cumplir sus objetivos.
Acuérdate que todos cometemos errores, todos alguna vez decimos palabras que hieren a otros y el orgullo no te permite darte cuenta de esto y pedir perdón cuando es necesario o cambiar alguna actitud que te esté haciendo daño y esté afectando a los demás, piensa siempre en que, así como a ti no te gusta que te lastimen, te humillen y se crean mejores que tú, así mismo a los demás no les agrada sentirse pisoteados.
No olvides que el ejemplo que Cristo nos dio, siempre estuvo encaminado hacia la sencillez, la humildad, la generosidad, la compasión y el amor, por tanto no seas necio y sigue el modelo que Dios envió para que no caigas en un infierno del que solo puedes salir siendo humilde y sencillo.
Dios los ama a ustedes y los ha escogido para que pertenezcan al pueblo santo. Revístanse de sentimientos de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.
Colosenses 3: 12.
El Señor te hizo parte de su pueblo porque sabe que en tu corazón a pesar de la maldad que constantemente te rodea e incluso la que hay en tu interior, al final pueden sobresalir y perdurar la bondad, la humildad, la paz, el amor, el perdón y todo lo que Dios dejó en tu corazón desde que te creo.
Permite que la semilla que un día Dios puso en ti germine y de frutos que puedas disfrutar y compartir porque aun cuando naces y mueres solo, eres un ser inmerso en una sociedad, en un mundo que debes compartir con otros, pero más que verlo como obligación es mejor verlo como un tesoro, ya que estar con otras personas hace que puedas ser mejor cada día y que aportes a la vida de ellos, es una construcción conjunta en la que son más almas las que alcanzan la gloria de Dios.
Ojos altivos, mente orgullosa; la luz de los malvados es pecado. Los planes bien meditados dan buen resultado; los que se hacen a la ligera causan la ruina.
Proverbios 21: 4-5.
Haz siempre planes que procuren tu bienestar y el de otros, cada intención que tengas, cada cosa que hagas ponla en manos de Dios y emprende el camino siempre con modestia, sencillez y sabiduría, cada logro que obtengas agradécelo y disfrútalo, ten presente que fue un mérito tuyo, pero que no lo hiciste solo y que alcanzarlo no te hace mejor, ni peor que otros, solo da cuenta de tus habilidades, de los dones que Dios te ha regalado y de lo que haces con ellos, pero como tú, cualquiera puede llegar a sus metas.
Así que cada que alcances un propósito, reconfórtate y fortalécete, para que cuando llegue un fracaso, puedas aprender de él, aumentes tu humildad y estés dispuesto a ayudar a quienes están cerca de ti o a todo aquel que pase por tu vida y requiera de una mano amiga. Porque tus fallas pueden ser similares a las de otros, lo que puede hacer que de ahora en adelante mejor trabajes con los demás, que hagas cosas también por ellos y no solo por ti, desde el amor y la sencillez.
Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor, procuren mantener la unidad que proviene del Espíritu Santo, por medio de la paz que une a todos. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios los ha llamado a una sola esperanza.
Efesios 4: 2-4.
Con la humildad vienen varios valores, entre los que se encuentran la amabilidad para con los otros, el amor y la unidad, entre muchos más que aportan a tu ser y al de los demás, recuerda que somos uno solo en el Espíritu que Cristo nos dejó. Nunca dejes de lado a quienes están cerca de ti, porque crecer en unidad es más provechoso que estancarte en un punto solo o conseguir objetivos que perderán todo sentido, porque estarás solo.
Cuando alguien te irrespete, te humille o te haga daño, no respondas a sus agresiones, pídele más bien al Señor que te de paciencia, sabiduría y amor para perdonarlos, procura más bien ayudar a los necesitados, sigue adelante con modestia y disfruta de todos los tesoros que te da la vida y de todo lo que Dios va poniendo en tu camino para prepararte para cosas mejores cada día.
El orgullo acarrea deshonra; la sabiduría está con los humildes. A los hombres rectos los guía su rectitud; a los hombres falsos los destruye su falsedad.
Proverbios 11: 2-3.
El orgullo te aparta del camino de Dios, te aleja de todas las personas que quieres y te encierra en un lugar del que solo puedes salir cuando actúes con humildad, caridad y generosidad. El Señor te acompaña en cada paso que das, siempre y cuando tú se lo permitas, no dejes que la soberbia y el egoísmo sean lo que prime en tu vida, apártate de quien te guie por esos caminos, de aquellos que te humillen o te ensalcen demasiado porque en la vida lo que te lleva a progresar es el equilibrio.
Recuerda que cada persona, cada acontecimiento en tu vida Dios lo pone para ayudarte, para dejarte un aprendizaje, pero cuando en tu corazón o en tu vida no está Dios en primer lugar, entonces las cosas pueden venir de cualquier otra parte y no ser lo mejor para ti, no ser algo que aporte y te ayude a crecer sino que por el contrario aumente las barreras y creencias que te encasillan en pensamientos egocéntricos, que te llevan a hacerte daño y hacerle daño a otros, por eso lo más importante es poner tu vida en manos del Señor y dejar que él actúe en nuestras vida.
Que Dios te ilumine y te bendiga.
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