Diariamente a pesar de todos nuestros problemas recibimos de nuestro Padre Celestial numerosas bendiciones, el cual mediante su espíritu santificador nos llena de su luz y de su protección para todos los días seguir adelante con nuestras vidas.
Es por eso muy importante que cada día le demos gracias a nuestro Dios, por todo aquello que pone en nuestras vidas y así mismo aprovechar para pedirle fortaleza en los momentos difíciles, para que podamos sobrepasar todas las pruebas y que sea nuestra compañía siempre.
Te invitamos a hacer esta oración cada mañana o cuando más necesites de la orientación de nuestro amado Dios y verás cómo tu vida mejorará en todo lo que hagas.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Mi Rey y mi Dios, escucha con atención mis palabras, toma en cuenta mis súplicas, escucha mi llanto, pues a ti dirijo mi oración. Tan pronto como amanece te presento mis ruegos y quedo esperando tu respuesta y tu auxilio.
A ti Dios mío no te agrada la maldad, por eso los malvados no pueden vivir contigo; no soportas a los orgullosos e insensatos, ni animas a los malhechores, ¡tú destruyes a los mentirosos y rechazas a los tramposos y asesinos!
Pero a mí me quieres tanto que me dejas entrar en tu templo, y allí me dejas hacer mis oraciones. Guíame Señor en tu justicia, enséñame a hacer el bien, llévame por el buen camino, pues no quiero que mis enemigos triunfen sobre mí; porque no hay sinceridad en la boca del pecador, sus entrañas están llenas de destrucción, su garganta es un sepulcro abierto y con su lengua habla falsos elogios.
Ellos solo piensan en destruirme, nunca dicen la verdad y solo hablan de muerte, ¡haz que fracasen sus planes malvados! Échalos fuera por sus múltiples rebeliones, porque se rebelaron contra ti.
Nos alegraremos todos los que confiamos en ti Señor, para siempre gritaremos de júbilo, pues tú nos proteges. Los que amamos tu santo nombre nos regocijaremos en ti, porque tú Señor, bendecirás al justo y como un escudo lo rodearás con tu favor.
Al tocar la luz del día mis ojos, mi alma y mi corazón, se levantan hacia ti en busca de tu mirada. Escucha por favor las palabras de quien siente la vida de nuevo, y quédate cerca Dios mío, con tu mano abierta. Da respuesta a mis preguntas Señor, ayúdame en mi inquietud, tú que eres mi Dios, en quien yo confío.
Señor, a ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar. De mañana en tus manos, pongo mis miedos y mis ilusiones; de mañana en tus ojos pongo la pureza y sinceridad de mi búsqueda; de mañana en tu camino, quiero dirigir mis pasos. Oye mi voz, tú que eres bueno y compasivo y alienta mi vida que busca en ti luz y calor.
Dios mío, mira mi lastimado corazón, que busca abrigo en tus brazos, tómame como arcilla y moldéame según los proyectos que tienes destinados para mí, deseo estar ante tu rostro y dejarme iluminar por tu mirada, pues delante de tus ojos Señor, siento tu protección.
Mi dulce Señor Jesús, derrama al empezar esta mañana tu ternura, tu bondad y tu misericordia, para que mi corazón se sienta con fuerza y ánimo para continuar. Aparta de mi camino el mal que me rodea, y no permitas que este día la mentira y la perversidad se adueñen de mí, por favor dame mansedumbre y humildad de corazón.
Divino Creador, aléjame de la violencia y de la injusticia, pues yo confío en la abundancia de tu amor y en tu perdón. Desde hoy y por siempre deseo caminar con firmeza y decisión hacia tu casa, acógeme Dios mío, ayúdame a marchar en tu presencia y a nunca alejarme de ti.
Guíame Señor, tú que eres bueno y Santo, oriéntame siempre para que camine como hijo tuyo hacia la luz, guíame y allana mi camino para que sea fiel a tu Ley. Que tu camino Señor, sea hoy la pasión de mi joven corazón, y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso que dé. Que mi boca, Señor, sea hoy la expresión de mi ser interior, que mis palabras salgan de lo profundo y sean verdaderas.
Señor dame un corazón limpio y puro para que te pueda ver; Señor, dame un corazón humilde para que viva tu Reino; Señor, dame un corazón misericordioso que derrame misericordia.
Señor, dame un corazón lleno de amor y paz, que sea semejante al tuyo; Señor, dame un corazón que tenga hambre y sed de justicia, para que sea saciado y pueda hacer tu voluntad; Señor, dame un corazón manso para que posea la tierra.
Que mi corazón se alegre y se regocije de júbilo hoy en tu presencia, porque todo lo espero de ti, Señor Dios mío.
Amado Creador, te suplico que escuches mi oración, pues soy tu siervo que se complace en honrar tu nombre, pero en ocasiones me dejo llevar por la angustia y las preocupaciones del día a día y no sé cómo solucionar las dificultades que se me presentan, por eso en este instante te pido tu milagrosa ayuda:
(Ahora cuéntale al Señor tu problema o aflicción y pídele que actúe en tu vida y te ayude a solucionarlo).
Señor tan pronto como llega la mañana te presento toda mi existencia y espero en tu misericordia. Divino Maestro, sé que no soportas a los que andan haciendo el mal, ayúdame a estar cerca de ti, y no me dejes caer en tentación.
A ti me acojo Divino Salvador, provéeme cuanto necesito para hacer tu voluntad; yo espero y confío plenamente en ti, ayúdame Amado mío, pues en ti pongo mis planes y proyectos, mi trabajo, mi estudio, mi familia, todo cuanto tengo y lo que soy. A ti ofrezco la obra de mis manos, acógela Dios mío, y transfórmala para que sea de acuerdo a tu voluntad.
Mi corazón te ama, te alaba y exalta tu nombre Santo, Padre Celestial; guíame para buscar siempre la verdad, abre puertas de bendición y cierra aquellas que no me convengan, líbrame de las trampas del enemigo y ayúdame a mantenerme en tu camino, pues no quiero que los que buscan mi mal triunfen sobre mí.
Señor Dios mío, con tu gran escudo defiéndeme de la tentación, se mi fortaleza y que tu manto me cubra mientras voy por la vida de tu mano, por siempre.
ASÍ SEA +
Ahora haz con nosotros un Credo, un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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