Amados hermanos, que el poder de nuestro Señor Jesucristo, esté con ustedes en este nuevo día.
Jesús es la mano fuerte y poderosa que amándonos nos redime, nos sana, nos fortalece y anima y, sobre todo, nos da su amoroso auxilio cuando ve que sufrimos por la multitud de pruebas que tenemos que pasar y superar en esta vida terrena.
En él está la salud, la vida y la salvación, por eso pídele lo que necesitas con fe, seguridad e ilusión. Acude ante sus plantas para que dé luz a tus dudas y oscuridades, y consuelo a tus penas.
Solicita a Jesús del Gran Poder todo lo que deseas para mejorar tu situación actual, pon mucha devoción e interés y no dejes de tener esperanza en la ayuda que vas a recibir muy pronto.
Te invito a realizar la oración durante siete días seguidos, con mucha fe y amor, a la espera del milagro que estás necesitando.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Oh Jesús mío, recibe este acto de contrición que hacemos con sinceridad y apelando a tu bondad; perdona nuestras faltas, pecados e ingratitudes, y límpianos de todo odio, rencor o bajeza. Tú que viniste al mundo para librarnos de todo mal, protégenos de todo plan y astucia del enemigo, de todo lo que nos pueda afectar y hacer sufrir, llévate nuestras inquietudes y haz que percibamos tu paz.
Oh Jesús, tú que nos concedes tu apoyo con ternura, aumenta nuestra fe y sumisión a tu adorable voluntad, danos un corazón capaz de amar como tú nos amas y así, sepamos entregártelo sin temor y abrirlo a tu gracia; ten piedad de nosotros que con fe, a ti nos encomendamos.
Mi Señor, sin ti no somos nada, contigo todo lo podemos; tú eres nuestro buen Pastor y nos llevas por el buen camino, por ello te suplicamos que no nos dejes nunca, confiamos en la certeza de que tú estarás con nosotros, dándonos tu amor hasta el final, de nuestros días y otórganos la paz que promete tu Evangelio, tuyo soy Señor y desde hoy deseo vivir solo de tu amor esperando el día que me conduzcas a la Eternidad.
ASÍ SEA
Bendito y adorado Señor del Gran Poder, supremo monarca, Hijo del Padre Eterno, Jesús dulcísimo, cargado con aquel pesado madero, te doy todo mi amor y todos mis afectos y te pido que tu Luz eterna me ilumine y por siempre me de calor.
Señor tú que eres tierno y justo, que eres compasivo con las personas y a todos auxilias, tú que nos conoces y a todos por igual nos defiendes, por la bendita Cruz que llevas sobre tu hombro, por tu preciosa Sangre derramada, por toda tu Pasión, dame la mano en mis caídas para que pueda recomponerme, y fortaleza y tesón para corregir mis defectos.
Amado Salvador, tú que eres el Brazo Poderoso, ampárame, refúgiame, protégeme y auxíliame en todos y cada uno de los momentos de mi vida.
Colocado a la diestra de Dios Padre, no dejes nunca, mi amado Jesús, de ayudar y favorecer a los que con sencillez y esperanza acudimos a ti, pues sabes que estamos necesitados de tu socorro, y por ello te ruego que te acuerdes de mí en tu infinita caridad, para que tengas presente mis muy difíciles problemas, mis angustias del corazón y mis grandes necesidades.
Señor, siempre en ti confío, contigo no temo nada pues eres mi esperanza, oh mi buen Jesús, yo creo en ti, creo en lo inmenso que es tu amor, y por eso confío y espero en tu Gran Poder.
Adorado Jesús, tú que eres infinitamente bueno y poderoso, yo creo en que nunca nos olvidas ni desamparas, creo que tú me sostienes con bondad y misericordia, y por ello te ruego con humildad, que atiendas hoy mis súplicas.
Jesús mío, Señor del Gran Poder, que tus ojos vean y tus oídos oigan lo que te pido –
Jesús mío, Señor del Gran Poder, que tus ojos vean y tus oídos oigan lo que te pido –
Jesús mío, Señor del Gran Poder, que tus ojos vean y tus oídos oigan lo que te pido –
(Ahora exprésale a nuestro Jesús del Gran Poder, lo que deseas obtener y pídele que te lo conceda si es su voluntad)
Jesús, mi Señor y mi Rey, te he presentado humildemente mis necesidades, mis desdichas y mis problemas, por favor dígnate a escuchar mi súplica, dame la mano de tu gracia para que logre este beneficio que tanto necesito, abrázame con tu amor y responde a mi alma y a mis deseos, si es lo que más me conviene.
Jesús amado del Gran Poder, por tu misericordia dame tus bendiciones, y por tu justicia y verdad, dígnate hacerme partícipe de los méritos de tu Pasión y Muerte, para que haciendo yo buena vida en este mundo, llegue a verte resucitado y glorioso en la vida Eterna, y allí, te alabe sin fin, en compañía de tu Santísima Madre, y todos los Santos y Ángeles del Cielo.
ASÍ SEA
Hermanos, recordemos que nuestro amado Jesús, si le hablamos desde el fondo de nuestros corazones, nos concederá eso que tanto necesitamos, pues no hay bondad tan santa y esplendida como la suya, por eso llévale en tu corazón día y noche, y ten la firme convicción que en nuestra desesperanza podemos acudir ante él, pues nunca falla ni abandona.
Ahora te invitamos a hacer el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
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