Hermanos, que la bendición del Señor, aleje todo mal de sus vidas, en este nuevo día.
Si sientes que estás pasando por momentos de gran dificultad, que tu vida está llena de cosas malas, que no tienes suerte en el amor, que la prosperidad no quiere llegar a ti, o que incluso tu salud se ha quebrantado y te sientes mal, es hora de hacer esta milagrosa oración.
Cuando no podemos avanzar correctamente por estar nuestros caminos errados, es preciso solicitar ayuda Celestial para limpiar, purificar y alejar lo malo que nos rodea y así se puedan abrir las puertas a la todo lo bueno y provechoso para nuestro ser.
Esta oración es muy efectiva y debes hacerla con gran fervor, con convicción, con pensamiento positivo y depositando toda tu fe en la magnanimidad de Jesucristo y en la fuerza y el poder extraordinariamente protector de su Preciosa Sangre.
Haz la oración durante nueve días seguidos, y si deseas, puedes repetirla cuantas veces consideres necesario, por la mañana y por la noche, hasta que notes los cambios y todo vaya mejor en tu vida.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Oh mi buen Jesús, tú que eres el emisario del Reino de Dios, oye mi voz, alienta mi vida y dame una luz nueva que me sirva de soporte y que saque de mí las tinieblas. Hoy que el destino me pone prueba y en todo me va mal, sé tú mi abogado y mi refugio, ejerce tu sabiduría y poder sobre mí y haz que sea restaurado mi bienestar.
Señor, con ansías busco tu amparo, tu bondad y tu misericordia, hoy yo (di tu nombre, tu apellido y fecha de nacimiento), me afianzo en ti y te suplico perdones las faltas he cometido, sé que he pecado y por ello te suplico perdón; restaura mis fuerzas mi Dios, pues han sido grandemente debilitadas por el mal que me acecha, por las interferencias en mi vida y por el enemigo que con sus engaños muchas veces me ha confundido y hecho pecar.
Hoy con fe y confianza, te pido dirijas a mí tus bondades, y con tus clementes ojos transformes mis adversidades, ayúdame a vencer en todas las batallas de la vida y dame tu resplandeciente luminosidad para que tenga claro todo en mi vida.
Oh Salvador mío, libérame con tu Preciosa Sangre, abre, despeja y purifica mis caminos en estos tiempos difíciles, guárdame y aparta de mí todo lo que me ensombrece. Amado Jesús, necesito refugiarme en ti y sentir tu amor sin límites, para que sean tornados mis males en dichas. Extiende hacia mí tu poderosa mano, para detener las flechas que me lanza el adversario, y haz que se aleje de mi vida este temporal y pronto llegue a mí la calma; da paz a mi alma y concede razón a mi intelecto; defiéndeme de maldades, de malas acciones, y dame el sosiego y progreso que con afán busco.
Te suplico Señor Jesús me seas propicio, retira de mis sendas todos los impedimentos que me frenan, haz que desaparezcan las trabas e impedimentos (ya sean en lo físico, espiritual o terrenal), que están aferrados con intensidad a mi existencia y son la causa de que no pueda avanzar adecuadamente.
Aleja Divino Salvador mío, toda malicia, todo odio y envidia que mis enemigos me hayan enviado; aparta de mí y de mi familia, las traiciones, los odios y los rencores; las envidias, difamaciones y cualquier otro mal, y así lo que tengo y poseo esté libre de falsedad y todo recelo.
Haz que en mi vida se instale el bienestar, que pueda evolucionar y mejorar laboralmente. Llena también mis caminos de cosas buenas para que todo lo que emprenda sea provechoso y mis inversiones estén colmadas de buena suerte y de tu bendición.
Por favor Señor mío, haz que mi vida sentimental sea plena, que no me falte el amor sincero y verdadero, y que pueda tener a mi lado a la persona amada, a la persona que me complemente y que me ame por lo que soy y no por lo que tengo.
Amable Jesucristo, deja por favor que se abran mis puertas a la abundancia, que llegue a mí la prosperidad y la riqueza, permite que pueda tener lo preciso para vivir holgadamente y dame tu ayuda para que mis sueños se hagan realidad.
Oh dulce y buen Señor mío, no me dejes sufrir más y concédeme tu esplendoroso auxilio para que pueda conseguir esto que solicito:
(Ahora pide con mucha fe a nuestro amado Jesús, lo que deseas obtener o solucionar en tu vida).
Señor, solicito tu benevolencia, pues sé que tú todo lo puedes, y actúas sobre nuestros cuerpos y almas dándonos lo mejor y lo que es más conveniente, para que no suframos necesidad, desamor o angustias.
Mi buen Salvador, mi amigo y hermano, cúbreme con tu Preciosísima Sangre, para que no regresen nunca los males que me amargan y que no dejan que entre en mi vida lo bueno y lo que me conviene.
Señor Jesús, Dios Hijo, mi Redentor, sabiendo que tú siempre escuchas y atiendes las súplicas sinceras que te humildemente te dirijo, y que no me negarás tu ternura y clemencia para salir de mis penas y carencias en estas difíciles horas, te ruego aceptes mis más sinceros sentimientos de gratitud, y derrames tu Santa y Divina bendición en mi vida para que pueda alcanzar la felicidad que tanto ansío.
ASÍ SEA
Ten presente que la Preciosa Sangre de Cristo es manantial de misericordia, aporta socorro en los peligros, defensa contra los enemigos, limpia de males y faltas y es auténtico alivio de los que padecen cualquier clase de mal o adversidad.
Por ser vencedora de los espíritus malignos, darnos valor en las adversidades y ayudarnos a saber enfrentarnos cada día en la lucha contra el mal, la Sangre de Cristo, con su poder, nos preserva y libera de todo lo malo, y trae amor, salud, paz, prosperidad y bienestar a nuestras vidas y hogares.
Ahora consagrados al Señor, hagamos el Credo, un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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