Hermanos, que la protección de nuestro Padre Celestial, los acompañe en este nuevo día.
Si te sientes o te has sentido muy mal en algún momento, si te sientes apesadumbrado, con cargas muy pesadas, si no tienes ánimo para ir a trabajar, para cumplir con tus obligaciones en casa o en tus estudios, o si las cosas vayan demasiado mal en tu vida, pues tus finanzas, tu salud o tus relaciones están muy mal, probablemente estás siendo víctima de malas energías, hechicerías, embrujos, envidias, celos o rencores que estén perjudicando de manera grave tu vida.
Por esa razón en este nuevo día, traemos a ti esta Poderosa Oración, para pedirle a nuestro Señor Jesucristo, que aleje toda maldición, maleficio o mala energía de nuestra vida, para romper de una vez por todas cualquier cadena perjudicial que esté afectándonos y no nos deje salir adelante.
Haz esta oración de liberación en un ambiente tranquilo, compenetrados con nuestro Señor, durante nueve días seguidos, para lograr el auxilio de nuestro amado Jesús, y cambiar de manera positiva, nuestras vidas.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Señor últimamente siento que el mal me persigue, por eso hoy clamo a ti y busco tu bendita ayuda. Hoy quiero ofrecerte mi vida, para que seas tú el que la guarde y le des seguridad; por eso te ofrezco mi corazón, para que lo limpies y lo labres según tu voluntad.
Hoy me postro ante tu presencia Señor Jesucristo y me someto a tu poderío, pues yo me fortalezco en ti Señor y en la fuerza de tu poder, y me revisto de las armas de nuestro Padre Celestial, para poder resistir las acechanzas del enemigo.
Dios mío, en pie y con la cintura ceñida con la verdad y recubierto como coraza, abrazando siempre el escudo de la fe, para poder apagar con él, todos los encendidos dardos del maligno, tomo también el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu que es tu palabra mi Dios.
Que tu gracia me de valor y tesón para vencer todos los peligros terrenales que me rodean, que tu fuerza sea mi inspiración y a la vez mi escudo ante los conflictos y batallas espirituales, que tu poder sin fin me envuelva y sea mi auxilio, cuando el enemigo me ataque y perjudique con sus actos, que tu poderosa mano me defienda y libere de toda maldad, de todo infortunio y de toda adversidad.
Señor Jesús, por favor aleja de mí todas las fuerzas del mal, destrúyelas por favor, para que yo pueda estar y hacer el bien, aparta de mí y de mis seres queridos, los maleficios, los hechizos, la magia negra, las maldiciones y el mal de ojo, todo lo que sea maldadoso, pecado, envidia, celos, enfermedad física, psíquica o espiritual, en especial te pido por esta situación, que considero me está perjudicando:
(En este instante cuéntale al Señor lo que te está afectando, y pide su poderosa ayuda e intervención)
Dios y Señor nuestro, soberano del presente y de los siglos venideros, omnipotente y omnipresente, hiciste todo y todo lo transformaste gracias a tu voluntad, tú que en Babilonia convertiste en rocío las llamas de los hornos, tú que eres médico de nuestras almas y que eres la salvación de aquellos que en ti confían, protégenos por favor de todo mal y peligro.
Hoy mediante esta oración, te clamo para que expulses y ahuyentes a todas y cada una de las presencias malignas, cualquier maleficio, o acciones de personas malvadas o maléficas, que intenten atacar, a este tu humilde siervo.
Tú Señor soberano y todo poderoso, que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y protectoras y ven a protegerme; manda sobre mí a tu Ángel de la paz, fuerte protector del alma y del cuerpo, para que mantenga lejos de mí, a todas las fuerzas malignas, y todas las maldades de las personas corruptas y envidiosas de este mundo.
Y así, bajo tu protección, pueda decir con amorosa gratitud: “El Señor es mi pastor y mi socorro, con él no tengo temor de los hombres malvados y mentirosos, y tampoco tengo temor del mal, porque tú estás conmigo, tú eres mi Dios, mi fuerza, mi Señor Poderoso, Señor de la Paz y Padre de la humanidad por los siglos de los siglos.
Oh Señor de misericordia y benevolencia, en ti confío, en ti espero y a ti me acojo, que tu clemente amor me proteja, defienda y me dé seguridad, y tu dulce auxilio me proporcione la paz que necesito; que tu gracia divina esté siempre conmigo y me salvaguarde de todo mal, enemigo o daño.
En nombre tuyo Señor Jesús, yo reprendo, quiebro y borro de mí, a toda y cualquier maldición, hechizo, magia negra, mala suerte, poderes psíquicos y brujerías que hayan sido puestas sobre mí o sobre mi familia; en tu nombre poderoso Jesucristo, y por el poder de tu cruz, sangre y resurrección, asumo total autoridad sobre todas las maldiciones y malos deseos dirigidos contra mí o que me hayan sido transmitidos por línea directa de mis antepasados.
Por el poder de mi Salvador Jesucristo, rompo toda influencia que estas maldiciones tengan sobre mi vida y les ordeno que regresen a sus fuentes de origen y sean sustituidas por bendiciones. Pido también perdón y renuncio, a todos los votos y acuerdos negativos, que haya podido hacer con el enemigo, y te ruego amado Jesús, que me libres de cualquier cautiverio al cual me hayan tenido sometido alguna vez.
Reclamo de corazón, que la sangre que derramaste por nosotros, bañe todos los aspectos de mi vida, mis relaciones, mis obras y mis finanzas. Te doy gracias por tu amor imperecedero, por tu protección angelical y por la plenitud de tus abundantes bendiciones.
Señor te pido misericordia, me arrepiento de todos mis pecados con dolor en mi alma y te pido que tu sangre me limpie completamente. Ahora recibo tu perdón con amor, y te pido que se rompa toda maldición de pecado, que sea borrado todo lo que haya contaminado mi alma, mi ADN o mi sangre. Recibo de ti, el perdón por todos mis pecados, delitos o desórdenes, recibo mi liberación y la de mis generaciones presentes y futuras.
Finalmente, renuncio a todo pacto, a todo lo malo que haya venido en mi contra, que sea quitada toda maldición o iniquidad provocada por los pecados de mis antepasados o de mi propia generación, que sean rotas todas las formas de maldición y sea liberada mi vida, mi familia y todos mis seres queridos, en el nombre de nuestro Dios y Salvador Jesucristo.
ASÍ SEA +
Recordemos que, si confesamos nuestros pecados, Dios que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (1 Juan 1:9)
Ahora reforcemos nuestra petición al Señor, haciendo un Credo, un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.
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