No es que nos hayamos puesto otra vez a alabarnos a nosotros mismos, sino que les estamos dando a ustedes una oportunidad de sentirse orgullosos de nosotros, para que puedan contestar a quienes presumen de las apariencias y no de lo que hay en el corazón. Pues si estamos locos, es para Dios; y si no lo estamos, es para ustedes.

2 Corintios 5: 12-13.

Dios te ama como eres, Él conoce tu corazón y tu verdadera esencia, por lo que no busques ser quien no eres ante los ojos de otros, no aparentes tener lo que no tienes, no te traiciones a ti mismo, porque nada mejor que sentirse feliz de ser tú mismo y no vivir acomodándote a lo que otros quieren o esperan de ti.

No quieras encajar en una sociedad vana, que lo único que te deja son apariencias y cosas ilusorias, pero aquello que es real y te hace feliz solo tú lo puedes saber y es por lo que Dios te ha escogido como parte de su pueblo, no configures tu ser según lo que otros digan o te impongan porque puede causarte un dolor interior indescriptible y complejo de sanar, permítete ser auténtico, siéntete pleno siendo tú mismo.

No hay nada mejor ante los ojos de Dios que encontrarse con seres plenos, felices y reales que saben quiénes son y lo que desean en la vida, porque recuerda que no deja huella quién es igual a otros, sino quien tiene el valor para ser diferente, para ser único y guiarse por la verdad y el amor.

Pero el Señor le dijo: “No te fijes en su apariencia ni en su elevada estatura, pues yo lo he rechazado. No se trata de lo que el hombre ve; pues el hombre se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.”

1 Samuel 16: 7.

No olvides que es mejor ser visto con los ojos de Dios y no con los de los hombres, ya que el Señor no se fija en apariencias, Él no te ha elegido por ser alto o bajo, por ser blanco, amarillo o negro, por el color de tus ojos o por lo que dices ser cuando no lo eres, Dios te ha hecho parte de su rebaño porque te ama y sabe que estás hecho para grandes cosas, las cuales no lograrás siguiendo los deseos de otros, ajustándote a lo que es bueno para los demás.

Aprende a confiar en ti mismo y en el Señor, no olvides que para Él estás bien hecho, desea cada día ser tu mejor tú, cambia si tú lo consideras oportuno o importante y no porque otros te dicen que lo hagas; haz que cada cambio en tu vida sea iluminada por el Espíritu Santo que vive en ti, alimenta tu corazón, se fiel a tus creencias y vive en coherencia, es en esto en lo que se fija Dios.

No juzguen ustedes por las apariencias. Cuando juzguen, háganlo con rectitud.

San Juan 7: 24.

No vivas aparentando, ni tampoco te guíes por la apariencias, no te acerques a los demás buscando hacerlos a tu manera porque puedes cometer el error de hacer de ese otro una mentira. No juzgues, no ames únicamente por lo que ven tus ojos, hazlo porque lo sientes, por lo que crees y así será más fácil vivir en un mundo donde nadie finge ser quien no es solo por gustar a los demás, incluyéndote a ti por supuesto.

No te dejes llevar por las apariencias, dado que como tú los demás también buscan un poco de amor, por lo que son capaces de adaptarse a lo que sea y mostrar lo que no son, solo por tener ese poquito de amor, entonces así como tu deseas que te quieran como eres, con lo que tienes y lo que no, por lo que haces y por lo que no, así mismo tu respeta la originalidad de los demás y no quieras hacer de los demás, solo lo que deseas.

Él no juzgará por la sola apariencia, ni dará su sentencia fundándose en rumores. Juzgará con justicia a los débiles y defenderá los derechos de los pobres del país. Sus palabras serán como una vara para castigar al violento, y con el soplo de su boca hará morir al malvado.

Isaías 11: 3-4.

Ten siempre presente que el Señor no juzga por lo de fuera, ni por lo que otros digan, él decidirá qué hacer contigo. Lo que tiene en cuenta el Señor, es lo que eres en realidad, tendrá en cuenta lo que tengas en tu corazón, por tanto siembra y cosecha los frutos del Espíritu Santo en ti, acumula felicidad, amor, paz, compasión y bondad en lugar de rencores y falsedades. Destaca siempre tu esencia, tu verdadero ser, el cuál es reflejo de lo que Dios ha hecho de ti.

Porque cuando llegue el fin, será Dios quien te permita entrar o no al paraíso y no tendrá en cuenta cuanto fingiste, sino cuanto fuiste en verdad, Él no recordará cuántas veces agradaste a otros por simular ser quien no eras en realidad, más bien se acordará de aquellas ocasiones en las que compartiste con otros tu verdadera esencia y dejaste en ellos una enseñanza.

Es eso lo que te hace una creación divina de Dios, ser tú sin temor a que te desprecien hace parte de vivir en la verdad y es por lo que Dios apartará de ti a quienes te hagan mal, por esto pondrá en tu camino personas que llenen tu espíritu, personas que te harán crecer y a la vez ser quien realmente eres.

Si alguien cree ser algo, cuando no es nada, a sí mismo se engaña. Cada uno debe juzgar su propia conducta, y si ha de sentirse satisfecho, que lo sea respecto de sí mismo y no de los demás.

Gálatas 6: 3-4.

Amarte y no anhelar ser diferente a como eres es vivir en la verdad, es no engañarte, es no lastimarte, ya que cuando buscas complacer a todos menos a ti, lo que haces es ocasionarte daño y mantenerte insatisfecho con lo que ves en el espejo. No aceptarte es una forma de negar la presencia de Dios en tu vida y su sabiduría al crearte. Sé quién eres cuando estás solo ante los demás, siéntete satisfecho con eso, cada quien es responsable de su imagen y de lo que refleja.

Los seres humanos somos influenciables, por lo cual a menudo, lo que otros dicen de ti, te marca y crees que en realidad es así, pero Dios no se deja llevar por lo que muchos opinen de ti, Él ve más allá de los prejuicios. Por eso le encanta que vivas en coherencia, que no hagas las cosas para que los otros te vean, sino porque en realidad es lo que deseas y crees, entonces vive coherentemente y refleja amor por el Señor en tus acciones cotidianas y no solo ante los demás.

Que Dios te ilumine y te bendiga.