Amados hermanos de Yo creo en Dios, que Dios los bendiga y acompañe en este nuevo amanecer.
Si estás pasando por difíciles momentos, si a menudo te sientes sin fuerzas para seguir adelante, si no te sientes amado o crees que estás solo, te invitamos a escuchar este bello mensaje de nuestro amado Creador, para que te renueves y te cargues de nuevas energías y de nuevas esperanzas para seguir con tu vida.
Nunca olvides que nuestro amado Creador siempre está allí pendiente de nosotros para brindarnos su amable ayuda, para animarnos y hacernos sentir realmente amados, y así con su fuerza y compañía, renovarnos cada mañana y disfrutar de nuestra vida, confiando en el Señor.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Hijo mío, hoy estoy escribiendo en tu corazón, las palabras “Yo te amo”, con el fuego del verdadero amor, para que cuando medites y pienses en mí, recuerdes lo mucho que te amo.
Y cuando otros miren en tu corazón, sentirán tu amor y entonces sabrán que viene de mí y te bendecirán. Por eso, ama, ama mucho, pues yo soy el mismo amor. De la misma manera que tú sientes el calor, y sabes que viene del sol, recuerda siempre, que el amor siempre viene de mí, que soy fuente de vida eterna.
Ha llegado el momento para que levantes el estandarte de mi amor, frente a aquellos que viven en la oscuridad. Llévales mi luz, ábreles el corazón como yo lo hice para todos ustedes algún día en el calvario. Mi sangre se derramó en ríos de amor viviente, y mi misericordia fluye sin final desde ese mismo momento, para la conversión y la redención del mundo entero.
Vive con amor, con respeto y devoción a tu Creador, pues he venido desde el mismo cielo, para salvarlos y sacarlos del lodo del pecado y del olvido, y para levantarlos al esplendor de la luz.
Quiero que recibas el mensaje de mi evangelio; escucha por favor al tierno corazón de mi madre, quien está tratando con desespero, de traerlos de regreso al camino de la santidad, que es el mismo mío.
Ámame con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con toda tu fortaleza. Abre tu corazón y déjame llenarte con mi espíritu de amor, de paz, de gozo y de verdad. Acéptame en los demás, recuerda siempre mi presencia en ellos, que son mis amadas creaturas como tú lo eres.
Permite que tus manos sean mis manos, que tus pies sean mis pies, que tu mente sea mi mente, y deja que tu corazón sea el mío, mi lugar de descanso favorito.
Amado, invítame con frecuencia a estar contigo, dame la bienvenida sin miedo alguno, y abre tus heridas físicas y espirituales a mi sanación.
Únete a mí y vuélvete un instrumento de reparación por tus pecados y por los pecados de los demás, reza por su conversión, reza siempre por ellos para que alcancen también algún día la vida eterna.
Haz de tu vida un acto de alabanza y de agradecimiento, pues lo he dado todo por ti. Recuerda también ser generoso, así como yo lo he sido contigo; reza desde el fondo de tu corazón, rézale a mi madre, y ella brillará la luz de nuestra gracia sobre ti.
Recuerda siempre que el amor es lo que cuenta en primer lugar, el amor incondicional, el amor que yo te doy mi querido hijo, así que te pido que lo des también a los demás para su salvación, sin pensar en sus limitaciones, en sus apariencias o en su maldad.
Yo soy el rey de la paz que quiere reinar en tu corazón, por eso te pido que te unas a mí y me entregues tu vida, pues yo a pesar de que no lo veas, siempre estoy contigo, por eso no dudes más y arrójate a mí.
Y si quieres hablarme directamente, en cualquier momento lo puedes hacer, desde el fondo de tu corazón, así que deja todas las cosas atrás, déjalo todo en mis manos y nunca dudes de mi presencia y si tienes algo que pedirme, busca en tu corazón y hazlo en este momento:
(Ahora cuéntale al Señor tu problema o aflicción y pídele que te brinde su ayuda)
Perseveren en mi amor, que yo cuidaré de ustedes quienes me aman. Yo soy el agua celestial que limpia la humanidad del pecado, yo soy el amor verdadero así que deja que te limpie y te purifique.
Mi palabra es el poder creativo de Dios, recíbela para ser siempre restaurado. Nunca te canses de escucharme, porque mis palabras siempre traerán paz y gozo, pues ellas son eternas, y cuando confías en mí, siempre serás bendecido.
Yo soy el Señor tu Dios, yo respondo a tu devoción, a tu humildad, a tu arrepentimiento y a tu pureza, por eso corre a abrazarme, deja que mi palabra te de vida, deja que mi amor te dé gozo y deja que mi misericordia te sane.
No olvides que los milagros que necesitas en tu vida, dependerán de la entrega y confianza que tengas en mí, así que solo dime “Jesús, yo confío en ti”, y verás grandes milagros en tu vida si así lo quieres.
Y ahora yo te bendigo, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
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