Queridos hermanos de Yo creo en Dios, antes de comenzar la pasión de Jesús y estando reunido él con sus apóstoles para perpetuar su sacrificio, instituyó el Sacramento de la Eucaristía y es por esto, que por medio de la consagración, el sacerdote convierte el pan y vino en el mismo cuerpo y sangre de Cristo y así nuestro Dios se hace presente en la este sacramento.
A través de la Eucaristía nos unimos más íntimamente a Jesús, quien nos invita a escucharlo y nos comunica los tesoros de la sabiduría, amor y paz que en él se encierran. La Sagrada Eucaristía es nuestra armadura de fe, frente a los problemas y tentaciones que se nos presentan a diario, es nuestro escudo ante la debilidad y la defensa contra los enemigos visibles o invisibles.
Haz esta hermosa oración para que encuentres en Jesucristo y en el sacramento de la comunión con él, la paz que anhela tu alma, sobre todo en estos tiempos de dificultad y de falta de esperanza, pues es a través de la oración que nos comunicamos directamente con nuestro buen Jesús, para entregarnos en sus brazos y poder descansar de nuestras pesadas cargas.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Amado Señor Jesús, misericordioso y clemente, mediante tu pasión y muerte en la Cruz nos redimiste de nuestras culpas y en el Sacramento de la Eucaristía, eres el alimento de nuestra alma. Tú eres nuestro consuelo y esperanza, eres el bálsamo que nos da paz, el Pastor que nos guía por sendas de amor y sosiego, tú eres nuestro médico por excelencia y quien nos sana de todas nuestras heridas.
Bendito y alabado eres tú Jesús Sacramentado, por eso vengo a postrarme de rodillas ante ti, suplicante y sediento de tu amor. Oh Divino Maestro ten piedad de mis pecados y de mis faltas, y acércame a tu palabra para que pueda escuchar tu dulce voz y curarme de tantos pecados del mundo que llevo por dentro. Amado Jesús, amigo querido, estréchame con el lazo poderoso de tu amor, mírame con ternura y compasión y mi ser quedará curado.
Jesús mío, obediente hijo de Dios, tú que estás presente, glorioso y resucitado en la Eucaristía, ten piedad de mí y perdona mis pecados, dame el alimento espiritual de tu cuerpo y de tu sangre, y por favor ven que te necesito y mi corazón te anhela. Señor, sé tú mi defensa, mi resguardo y mi protección contra todos mis enemigos, sobre todo en estos momentos en los que me siento solo, triste y desesperado.
Oh mi buen Jesús, tú eres mi Salvador y mi amigo, líbrame de todos estos males que me rodean y ayúdame a superar las tribulaciones que hoy traigo; concédeme por favor tu caridad y aquieta mi alma impaciente.
Divino Redentor, tú que fuiste crucificado por mis culpas y después de haber sufrido la más cruel de las pasiones por amor a nosotros, estás aquí para darnos tu fuerza y ser nuestro sustento, por favor escucha mis súplicas y envíame por tu gran poder, tu auxilio Divino.
Mil gracias amado Jesús, por ser mi pan de vida, pues vengo a ti y me acerco para recibirte y para que por piedad me recibas, acudo ante ti a exponerte todos mis quebrantos, dificultades y necesidades, como las que se confían al mejor de los amigos. Sé que tú tienes misericordia de mí y estás presto a consolarme, como lo hiciste en tu vida terrenal sobre tantos que imploraban tu clemencia.
Señor, solo tú conoces realmente mis penas y mis quebrantos, y sabes lo que necesito, por ello te ruego que no me dejes sin tu ayuda, guíame amado mío, ahora que los problemas me abruman y no tengo paz en mi alma, llena mi vida de bendiciones y concédeme la esperanza:
(En este instante dile a nuestro Señor con gran fe, todo lo que te aqueja, porque él siempre va a escucharte y a ayudarte si lo dejas entrar en tu corazón).
En tu presencia me complazco Señor Jesús, no me niegues la ayuda que preciso, mira dentro de mí ser y verás mi sufrimiento, acéptame por tu gran bondad, aunque reconozco que he sido ingrato contigo y en varias ocasiones me he alejado de ti. Por favor guárdame dentro de tu Sacratísimo corazón por siempre y aumenta en mí la humildad y la caridad, acrecienta mi capacidad para hacer el bien y haz que mi vida sea de tu agrado para que pueda dar buen fruto.
Jesús mío, luz verdadera, fuente de bondad infinita, dulce Señor de mi alma a quien amo, admiro y alabo, creo firmemente que tú eres el único que puede salvarme y ayudarme y por eso estoy aquí para que seas la roca firme que me sostiene, por eso levántame Señor Jesús y no me dejes desfallecer.
Recuerda Señor también, a todos mis seres queridos, a todos los que amo y que deseo lo mejor para ellos, por favor también bríndales tu poderosa y milagrosa ayuda, pues tú sabes, que ellos tienen muchas necesidades que deben resolver, por favor dales una salud plena, provéeles el pan de cada día, también su sustento diario, para que puedan solventar todos sus gastos y necesidades, y sobre todo, pon la semilla del amor en sus corazones, para que puedan sobrellevar y superar todas sus dificultades, con la bendita ilusión, de que tú los llevas siempre de tu poderosa mano.
AMÉN +
Recuerda hacer la oración y los rezos durante cinco días seguidos para que sea más efectiva tu petición.
Ahora, para acercarnos más a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, recemos juntos el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
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