Después dijo Jesús a sus discípulos: “Esto les digo: No se preocupen por lo que han de comer para vivir, ni por la ropa que necesitan para el cuerpo. La vida vale más que la comida, y el cuerpo más que la ropa”.
San Lucas 12: 22-23.
Dios como padre bondadoso que es, sabe que tienes algunas necesidades que suplir y te da incluso más de lo necesario, sin embargo el dinero o las propiedades en si no son malas, lo malo es quererlas acumular sin sentido alguno y pensar que van a ser tuyas para siempre. Recuerda que el Señor te ha obsequiado lo que le pides y más, pero esto no quiere decir que esto te pertenece porque lo que hoy “es tuyo” mañana pasará a manos de otra persona.
No quieras adorar las cosas materiales, no te apegues a ellas, ni codicies lo de otros porque los afanes del día a día Dios los suple siempre y cuando le pidas con fe y no lo reemplaces por los bienes que posees, además siempre que tomas una actitud posesiva y codiciosa ante las cosas, e incluso frente a las personas que hay en tu vida, pierdes la paz y la gracia de disfrutarlas.
No olvides, es más importante la vida, la felicidad, la paz, el compartir con los seres queridos, llenarte de experiencias y aprendizajes que tener propiedades y dinero, que son necesarios pero no son lo esencial en la vida.
No te esfuerces por hacerte rico; deja de preocuparte por eso. Si te fijas bien, verás que no hay riquezas; de pronto se van volando, como águilas, como si les hubieran salido alas.
Proverbios 23: 4-5.
Las riquezas como vienen se van, lo material puedes perderlo, dañarlo o hasta te lo roban, por eso acumula experiencias de vida eterna, esfuérzate en hacer obras de caridad, en ser generoso, enfócate en sumar amor, felicidad y resta envidias, rencores, avaricia, todo lo que pueda oscurecer tu corazón y alejarte de Dios.
Sigue a Dios, confía en su bondad, no te dejes engañar por falsos dioses y tesoros terrenales que te quiten el sueño y te alejen de tu esencia divina, de ese espíritu que el Señor te regaló para que alcanzaras la gloria, cultiva esos dones que Dios te dio y ponlos al servicio de los demás, eso te dará más, que el tener cosas en abundancia.
Haz que mi corazón prefiera tus mandatos a las ganancias mal habidas. No dejes que me fije en falsos dioses; ¡dame vida para seguir tu camino!
Salmo 119 (118): 36-37.
Acuérdate que cada día es una nueva oportunidad para acercarte más a Dios, para seguir el camino que Él ha marcado para ti, no vivas encerrado en el concepto de propiedad, cuando tu vida va en dirección a esto pierde todo sentido, puedes cargarte de cosas innecesarias, que pueden arruinarte y meterte en sufrimientos sin sentido.
No pierdas tu vida por andar preocupado por tener cosas, no adquieras compromisos financieros, ni de ningún tipo que te roben la calma y la paz, si Dios a diario viste con bellos colores a las flores y da de comer a las aves, confía en que con mayor razón te dará a ti de comer, el vestido y hasta diversos placeres para que seas feliz, siempre y cuando no pongas tu corazón en los obsequios recibidos.
La riqueza ilusoria, disminuye; el que la junta poco a poco, la aumenta. Esperanza frustrada, corazón afligido, pero el deseo cumplido es como un árbol de vida.
Proverbios 13: 11-12.
Cuando cultivas poco a poco lo que tienes, valoras mejor lo que consigues porque no estás acumulando sin sentido alguno, solo estas disfrutando de algo que hace parte de la vida, facilitando adicionalmente que tu corazón se aleje de sentimientos negativos y que lo entregues a Dios en plenitud para que vivas feliz y en paz.
Vivir en plenitud depende de la actitud que tengas frente a la vida y que siempre tengas presente que todo lo que tienes y consigues a lo largo del camino son regalos que Dios te otorga, por los que debes estar agradecido y aprovecharlos sin olvidar que el dueño de todo sobre la tierra es el Señor.
Del Señor es el mundo entero, con todo lo que en él hay, con todo lo que en él vive. Porque el Señor puso las bases de la tierra y la afirmó sobre los mares y los ríos.
Salmo 24 (23): 1-2.
No olvides que Dios creo todo lo que existe, incluyéndote por tanto será de tus acciones de lo que pedirá cuentas cuando abandones la tierra y no de tus bienes materiales, para gozar de la vida eterna lo único que necesitas es creer que el paraíso está aquí en la tierra y disfrutarlo desde ya.
Pero si pones tu vida en los bienes materiales o terrenales, no tendrás ojos ni corazón para lo que hay más allá de este gran paraíso que tienes, así que date la oportunidad de conocer más de lo que tienes, sal de tu zona de confort, mira más allá y descubre que hay un mundo maravilloso por descubrir, siempre de la mano del Señor.
Que Dios te ilumine y te bendiga.
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