Queridos hermanos de Yo Creo en Dios, que la paz y el perdón de nuestro amado Creador, llegue esta mañana a cada uno de sus corazones.
Todos en algún momento caemos en tentación, y dejamos que nuestra vida se llene de pecados, debido a las incitaciones del enmigo y a los errores que cometemos a diario, sin darnos cuenta que sin la ayuda de nuestro Creador, ya no soportaremos más y nos derrumbaremos.
Por ese motivo, en esta nueva mañana, te traemos esta milagrosa Oración, para pedirle perdón a nuestro Señor, por todas nuestras culpas, y pedirle que nos conceda la gracia de salir del pecado y que por su misericordia infinita tengamos la paz que anhela nuestra alma.
Te invitamos a hacer esta oración cada vez que sientas que te agobian tus cargas, o durante 21 días seguidos si tienes un pecado grave de confesar, con la confianza que al final, nuestro amado Creador, te concederá su perdón y te llenará de bendiciones.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Amado Jesucristo bendito, tú que eres fiel y piadoso, lento a la colera y rico en clemencia, por favor escucha mi oración, atiende al clamor de mis súplicas, tú que eres bueno y no tienes en cuenta mis pecados; por favor escúchame y no me llames a juicio, pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti, pues tú conoces todo nuestro ser.
Señor, mira que el enemigo me persigue hasta la muerte y me empuja al abismo, me confina a las tinieblas de la oscuridad; todo mi ser desfallece y sucumbe frente a la angustia y el desconsuelo, mi corazón dentro de mí está frio y sin esperanza.
Mi Señor, con frecuencia repaso todas mis acciones y considero las obras de mis manos, medito sobre mis errores y me arrojo en tus brazos, pues tengo sed de ti, como tierra reseca, como si estuviera en un desierto, y tú Señor eres mi oasis y mi salvación.
Bendito Jesús, escúchame te lo pido, pues solo tú eres la fuente de agua viva y de salvación. Señor Jesús, no me dejes sin tu guía, mira que me falta el aliento, mira que mis fuerzas se agotan; por favor no me escondas más tu rostro, pues ahora más que nunca te necesito, sobre todo en estos momentos de desconsuelo debido a estas cargas que hoy quiero confesar:
(En este instante y con mucha confianza, pídele perdón a Dios por tus pecados de todo corazón y con humildad, para que recibas de sus manos el perdón, la paz y la tranquilidad que ansía tu alma).
Señor Jesús, te pido también prudencia, y el respeto por los hermanos que han caído en una situación de pecado, pues la corrección es muy difícil, pero si viene de ti Señor, de manera fraterna, es mucho más fácil aceptarla.
Querido Jesús, danos sabiduría para tender la mano al que está en peligro de caer o que ya ha caído; con la piedad del que también se sabe ver débil y pecador; con el respeto del que mira en el otro a un hijo de Dios y a un hermano; y que con prudencia se acerca al que está herido para ayudarle.
Señor, Dios mío, haz que busquemos siempre reconciliarnos, primero contigo para sanarnos, luego con los hermanos que hemos herido, y finalmente, que nos podamos apartar de lo que nos daña, y de lo que nos hace caer en tentación.
Auxílianos Padre, para que nos acordemos que la oración nos ayuda en nuestras dificultades y debilidades, y nos permite vivir en comunión contigo. Ayúdanos a arrepentirnos sinceramente de nuestros pecados y así podamos caminar tras de ti libres de culpa, como verdaderos discípulos tuyos haciendo tu voluntad.
Señor Jesús, al sentirnos necesitados de tu amor y de tu perdón, te rogamos con humildad que nos concedas la gracia de “NO” querer volver a pecar y de abandonar para siempre lo que nos hace caer en tentación, para de esa manera, recuperar nuestra vida y a las personas que en algún momento hemos afectado o herido.
En la mañana permíteme, Dios mío, escuchar tu dulce voz y refugiarme en tu palabra, y por la tarde Señor, regálame la esperanza de alejarme de mis pecados; indícame el camino que debo seguir, pues sin ti no soy nada; fuera de ti Señor Jesús, solo está el llanto y el sin sabor, pero a tu lado siento gozo, paz y alegría en mi corazón.
Divino Maestro, tú eres mi amparo y mi protección, enséñame a cumplir tu voluntad, ayúdame en mi debilidad y no me sueltes nunca de tu mano, ya que tú eres mi Dios y mi salvador y líbrame de las asechanzas del enemigo, porque su maldad me causa sufrimiento.
Permite Señor Jesús, que tu Espíritu Santo, me acompañe y me de sabiduría y discernimiento, por tu nombre que es bendito. Consérvame lejos del peligro por tu gracia y que tu misericordia me libre de la angustia y la intranquilidad por todo lo que me causa inquietud.
Señor todopoderoso, mi humilde Salvador, gracias te doy por escucharme, gracias por amarme tanto, pues sé que ahora, tu olvidarás mis pecados, dejarás de lado todas mis culpas y mis errores, y me acogerás en tu seno, para aliviarme, para sacarme del fango donde he estado, y de esa manera limpiarme por completo, para iniciar de nuevo, para tener una segunda oportunidad y poner toda mi vida en tus manos, para que todas las bendiciones lleguen nuevamente a mí, y a los seres amados que me rodean, y de esa manera alcanzar la felicidad.
Amado Jesucristo, aléjame de mis miedos, de mis temores y de mis culpas, y quédate conmigo a mi lado hoy y por siempre.
AMÉN +En este momento, con nuestro corazón arrepentido, y para que el Señor tenga en cuenta nuestra súplica, hagamos el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
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