Queridos hermanos de Yo Creo en Dios, que el Señor bendiga y renueve nuestras vidas en este nuevo día.
Una oración de la noche hecha con verdadera fe y con amor profundo a nuestro Señor, es una hermosa manera de terminar el día, una forma de comunicarnos con Dios para alcanzar su gloria y renovar nuestros corazones.
Te animamos a empezar desde hoy, apartar unos minutos de tu día, y establecer una comunicación espiritual con el creador, quien está presto a escucharnos y a ayudarnos. Solo es necesario dar ese primer paso, donde con una sencilla y bonita oración, logras romper las barreras y decir presente a un Dios, que te ama y te protege siempre.
Te invitamos a hacer la oración todas las noches, antes de irte a la cama, para recibir la protección y todas las bendiciones de nuestro buen Dios.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
A ti Señor, hoy dirijo mi mirada y levanto mi alma, cuando ya todos se han retirado, cuando el silencio es quien nos ronda, acudo a ti, suplicando que no triunfen mis enemigos y que se sientan cansados.
Yo aquí te estoy esperando y en ti confiando, para que ellos no me hagan daño, y aquellos que son infieles y tibios a tus palabras, sea el fracaso lo que ellos hayan buscado.
Enséñame e instrúyeme en tus senderos y que la senda que me has mostrado, siga yo muy prontamente, haz que camine con amor y verdadero temor a Dios, en esta noche te estoy esperando.
Recuérdame Señor que tu misericordia es eterna y tu ternura perenne, olvida mis ofensas y pecados, ayúdame a caminar por la santidad y que sean tus caminos Señor, los elegidos.
Tu eres justo y bueno, imploro tu Nombre Santo, ¡oh mi amado y buen Jesús!, ven a alegrar mi alma. Cuando yo estoy aquí contigo, en la oscuridad que la noche ampara, cuando el tenebroso intenta relucir su alma, y espera sigiloso un descuido, cuando la penumbra asoma, cuando las sombras se mueven y tratan de asustar a tus elegidos, Señor tú te apareces, y no dejas que ni el menor toque se aproxime a mi alma.
Porque esta noche con una Oración entrañable he pedido tu protección y puedo sentir como tu Poderosa Sangre me cubre y me protege, derrumba cual sin igual batalla, aclara todo lo oscuro y alumbra el camino turbio, llegando a ser para cada uno de tus predilectos hijos tuyos, un suave pero fuerte escudo, una lámpara de aceite santo, dejando atrás y despavoridos a los que ocultarse quieren, dejando muy entrañablemente, tu amor por mi expandido.
(En este momento nos sometemos a la voluntad divina y pedimos a la Santísima Virgen nos proteja)
Limpia y purifica mi interior, segrega el pecado y la maldad que en mí algún día se pudieron alojar, muéstrame ¡Oh Señor! cómo te puedo adorar, cómo no abandonarte y cómo seguirte por toda la eternidad, quiero ser merecedor de tu Reino, vivir junto a ti en la morada santa, ver el azul del mar, lo claro de las nubes y el cielo cubrir mi corpóreo cuerpo que en ti se goza.
Y es Nuestro Gran Señor, Dios de Israel y del mundo junto a nuestra madre santa, la Virgen María, quien intercede por todos sus hijos y con su más tierno abrazo, cubre con sus fieles manos a todos los que peregrinamos, infundiendo la humildad y atendiendo a mi grito, te estamos llamando, ven de prisa, escucha nuestros ruegos y deja que encendamos el incienso.
Que mis ojos no se cierren sin sentir tu presencia santa, que no me sienta indefenso, deja caer tu lazo y que mis manos puedan tomarlo para no caer nuevamente en el pecado.
Oh mi Dios, ven a inflamar el fuego para que no se apague, deja la leña cerca y calienta mi alma.
Mi amado y fiel Padre, no puedo más si no agradecerte, ceñirme a tu túnica y como la brisa que finamente la mueve, colocar a mi familia, mi trabajo, mis amigos, y todas mis necesidades, bajo tu amparo, rogándote por la paz mundial, por tantos hijos tuyos que no te conocen, que surcan los rocosos caminos de la indiferencia y del maligno.
Infunde tu Espíritu Santo en cada persona que busca tu luz, tómame señor y recíbelos, sopla sobre mi memoria, mi voluntad, mi entendimiento, mi pensar y mi poseer, tú me lo has dado y a ti vuelve, dispón de mí y que sea tu voluntad y gracia, con tu amor que me invada.
Y en nombre de María la santa madre de nuestro Señor Jesucristo, te pido tu bendición, por los Siglos de los Siglos, Amén.
Ahora haz un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
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