ORACIÓN MILAGROSA A JESUCRISTO, PARA PEDIR SUS BENDICIONES Y AYUDA EN LOS MOMENTOS DE INCERTIDUMBRE Y ANGUSTIA

por | Jul 9, 2020 | ORACIONES A JESÚS, ORACIONES DE PROTECCIÓN, ORACIONES PODEROSAS | 0 comentarios


Queridos hermanos de Yo creo en Dios, en muchos momentos de nuestra vida nos sentimos desanimados y temerosos por lo que pasa, o por lo que pasará en el futuro, e incluso pensamos que Dios no nos ama, o que se ha olvidado de nosotros, pero eso no es verdad pues él siempre está atento a nuestras necesidades, y presto a escuchar nuestras inquietudes.

Es por este motivo que en esta ocasión te invitamos a hacer esta hermosa oración cada día, para que además te cubras con la preciosa sangre de Jesús y encuentres la protección y el regocijo que necesitas, y además para que él nos enseñe a actuar con sabiduría frente a las dificultades que se nos presentan a diario.

Haz esta oración con mucho fervor, con todo el amor de tu corazón, con la confianza y seguridad, de que nuestro amado Jesucristo, te escuchará y ayudará cuando más lo necesites. 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Dulce Jesús de mi alma, mi amor infinito, Rey de la Gloria, triunfador de la muerte y del pecado, que en unión del Padre y del Espíritu Santo en todo tiempo existes, tú que haces que nuestras vidas sean mejores y felices, ven a mí y llena mi corazón de humildad y de pureza, para poder ser digno de tu enorme sacrificio. Fortalece por tu bondad mi cuerpo y mi espíritu y si es tu voluntad, dame el descanso y el alivio a mis preocupaciones y angustias, y por favor recíbeme Señor mío en tu adorable Corazón.

Mi Piadoso Redentor, yo con amor, gratitud y fervor acudo a ti, y elevo esta oración de súplica a los Cielos, en memoria de tu Pasión y de tu muerte. Amado Jesucristo bendito, hoy me entrego a ti y en ti busco refugio seguro. Amado de mi alma, alabado y adorado seas, glorificado seas mi Señor Jesús, mi buen Nazareno, gracias por amarme y bendecirme, gracias porque siempre estás pensando en nosotros, tu creación, y en la forma de enriquecernos con tus dones y bendiciones.

Hoy llego ante ti humilde y arrepentido de mis culpas, y con el deseo copioso de cambiar y de ser una mejor persona, tú que eres mi manantial de amor, de perdón, de sanación y de paz, tú eres nuestra poderosa y eterna fuente de vida, tú que eres recinto luminoso de la Luz Divina del Padre celestial, eres nuestro alimento en la Sagrada Eucaristía y nuestra única esperanza de salvación.

Divino maestro, con todo mi amor inclino mi corazón hacia ti, porque todo mi ser desea darte la gloria y reconocer tu majestad, te ruego que no me dejes caer en tentación, ni en desesperanza, pues en tus manos dejo todas mis angustiosas necesidades y adversidades, y confío en tu misericordia infinita, buscando me envíes desde tu Casa Celestial el remedio que preciso en este duro trance:

(Ahora di el problema de lo que te aflige y pídele a nuestro Señor Jesucristo con inmensa fe lo que deseas alcanzar).

Señor de infinita misericordia, mira con ternura y compasión mi alma y bendíceme con tu amor, mira mis penas y sufrimientos y auxíliame, y si es tu voluntad, dame la paz y la tranquilidad que anhelo. Mi Señor Jesús, alabo tu Cruz, tu pasión, tu muerte y tu resurrección y te doy las gracias Rey del Cielo y de la tierra, porque sufriste toda esa opresión, calamidad, dolor y tortura, por el perdón de mis culpas y las del mundo entero, gracias por ser nuestro auxilio en la necesidad, y por ser nuestro consuelo en la tristeza y en la desdicha.

Mi amado y dulce Jesús, mira mis padecimientos y socórreme, aleja de mí la enfermedad, el desamor y la pobreza de espíritu, tú que eres quien me reconforta en mis tribulaciones, tú puedes darme la sanidad de mi ser, la paz y el sosiego.

Mi Señor Jesús, mi bien, mientras que delante de ti me arrodillo humildemente y con gran amor y verdadero arrepentimiento contemplo tu sagrado cuerpo azotado, llagado y traspasado por mis pecados, quiero suplicarte el perdón de mis culpas y pedirte que permanezcas siempre a mi lado, que no me abandones, pues tú eres mi fortaleza, mi esperanza y mi ilusión, dirige tu gracia sobre mí amoroso Señor Jesús y aléjame de todo lo que me roba la calma.

Amado Jesucristo, tú que nos pediste que no dejáramos de orar y nos dijiste: “yo soy el camino al Padre, vuestro proveedor, yo soy vuestra luz en la oscuridad, no dudéis nunca de mi amor”, ten piedad de mí amado Señor, ten misericordia de tu pueblo, por tu infinita bondad, protégeme y auxíliame, y que tu palabra sea la que me guíe y que tu ejemplo me de valor para continuar.

Rey mío, Señor mío, quiero tenerte siempre presente en mi mente y en mi corazón, y que la remembranza de tu dolorosísima Pasión y muerte, me permita recordar que te has donado por mí en la cruz; para que mi arrepentimiento sea sincero por haberte ofendido, mi Señor Jesús.

Divino Redentor, mi fiel protector y soberano Maestro, haz que yo te sirva con un corazón puro y dispuesto a amar, y que tu gracia me conduzca por sendas de justicia, de amor y de paz, y que pueda realizar las obras que sean agradables a tus ojos, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

AMÉN +

Ahora hermanos acompañemos esta bella plegaria a Jesucristo con un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.


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