Estimados hermanos, que en este nuevo día, logren liberarse y sanarse de todo mal, con la Sangre Poderosa de nuestro amado Jesucristo.
En muchos momentos de nuestras vidas, las enfermedades o las malas situaciones nos rodean, y duran con nosotros tanto tiempo, que asumimos que es la voluntad de Dios, la que desea que suframos o pasemos por malas circunstancias, sin embargo, contrario a esta creencia, nuestro Señor solo desea que nosotros podamos disfrutar de la vida y de este mundo que ha creado para nosotros, y anhela que podamos vivir de manera tranquila y feliz con nuestros seres queridos.
Por esta importante razón, hoy queremos traerte, esta milagrosa oración de Sanación y Liberación, consagrada a la bendita Sangre de nuestro amado Jesucristo, quien pasó por la cruz para liberarnos de nuestros pecados y de toda carga que tengamos sobre nuestras espaldas.
Te invitamos a realizar esta hermosa plegaria, durante nueve días seguidos si tienes alguna petición en especial, o en el momento en el que desees liberarte y sanarte de todos tus males o enfermedades, y quieras ser una persona sana en el nombre de nuestro bendito Jesucristo.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Querido y amado Jesucristo, Dios nuestro todopoderoso, en este nuevo día te entrego mi corazón, mi cuerpo, mi alma y mi vida entera, y nuevamente te recibo como mi Señor y mi Salvador, el único capaz de restaurar todo mi ser, de darme nuevas fuerzas y esperanzas para seguir adelante, para levantarme del suelo y renacer entre las cenizas que a menudo me dejan los graves problemas por los que paso.
Mi Señor Jesús, por favor entra en mi corazón y comienza a restaurar mi cuerpo, mi alma, y mi espíritu con tu santo y milagroso poder, el mismo que viene directamente de nuestro Padre Celestial y Dios único e infinito, que nos ama y que quiere lo mejor para nosotros.
Ayúdame mi Señor, a nacer de nuevo e Ilumina y escudriña mi corazón, por medio de tu Espíritu Santo, para que cada día resida más de tu amor en mi corazón.
Te pido en nombre de tu preciosa Sangre, que fue derramada para el perdón de mis pecados y para ser salvos en tu nombre, que revises todo mi ser, para que seas tú el que lo repare por completo. Por favor, vivifica mi espíritu y trae a mí un nuevo comienzo, restaura mi cuerpo y otórgame la buena salud, renueva mi mente, mis ojos, mis oídos y mi olfato; fortalece mis brazos, mis manos, mis piernas y todos los músculos de mi cuerpo, así mismo repara mi corazón, mis pulmones, mi hígado, mi páncreas, y todos mis órganos internos, sobre todo los que más se hayan deteriorado por el paso de los años o por abuso mío Señor.
Ahora mi Señor Jesús, quiero pedirte que liberes mi alma, cuerpo y mi mente, de toda maldición, propia o generacional, de todo pecado, de todo tropiezo, de toda maldad del enemigo, de toda envidia o rencor, que haya llegado hasta mí, en especial mi Dios, te pido que me sanes o liberes de esto que me preocupa y no me deja vivir en tranquilidad:
(En este momento, dile al Señor qué mal o tormento te aqueja, y pídele que te sane y te libre de él para siempre)
Hoy me cubro con tú poderosa Sangre Señor Jesucristo, redentor y salvador nuestro, y con tu grandioso poder, declaro que desde este momento soy una persona sana, libre de toda enfermedad del cuerpo, de la mente y del alma, pues con solo desearlo, tú puedes reconstruirnos, y yo siento que me has restaurado y dado una nueva oportunidad.
De igual manera, declaro que por medio de esta oración, estás liberando mi alma, mi cuerpo y mi mente, de todo mal y peligro, de todas las acechanzas del enemigo, pues tú eres mi Dios, el único, todo poderoso y omnipotente, y si tú estás conmigo, nada ni nadie podrá estar en mi contra.
Así mismo mi bendito Señor, quiero pedirte que le des la sanidad y que liberes y protejas de todo mal y peligro, a todos mis seres amados, a mis hijos, a mis padres, a mi pareja y a mis demás familiares, para que estén siempre bajo tu amparo.
Finalmente, mi querido Jesús, te agradezco de manera inmensa, con todo mi corazón, por escucharme en este día, por tener misericordia de mí, pues sabes muy bien que necesito de ti, de tu presencia, de tu compañía, pero sobre todo de tu ayuda y de tu guía, pues sin ti, simplemente me perdería.
AMÉN +
Ahora para complementar nuestra oración a la Sangre de nuestro amado Jesús, hagamos el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
¿Qué pasa si oramos por sanidad sin aplicar la Sangre de Cristo?
No pasa nada, pero la sangre de Cristo trae seguridad. Antes de que muriera, Jesús advirtió a sus discípulos de que había llegado su momento. Eso significó un propósito y en Dios no hay casualidades. El momento en que fue latigado provocó que su sangre haya sido derramada.
También dice la Biblia que su cuerpo se volvió una llaga, así que enfermó y recibió todas nuestras enfermedades para llevarlas a la cruz. Entonces en Fe, al aplicar la sangre de Cristo, estarás llevando las enfermedades a la cruz y recibiendo sanidad.
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