Estimados amigos de Yo creo en Dios, que el Señor los acompañe en este momento y les de muchas bendiciones económicas y espirituales en sus vidas.
Todos pasamos por grandes dificultades económicas en algún momento de nuestras vidas, y a lo mejor no sabemos el porqué, lo cierto es que nos estancamos y pareciera que a pesar de que nos esforzamos, no sentimos que las cosas mejoren y seguramente es porque necesitamos de la ayuda poderosa del Señor.
Sin importar el motivo, hoy te traemos esta poderosa oración, para romper incluso maldiciones económicas que hayan caído sobre ti, y para pedirle a nuestro amado Jesús, que nos ayude y nos de todas sus bendiciones, para nuevamente salir adelante.
Es importante que hagas esta oración durante nueve días seguidos, con mucho fervor y con mucho amor, con el convencimiento de que el Señor vendrá muy pronto a cambiar nuestra vida y nuestra economía.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Querido y amado Jesucristo, te alabo y te bendigo en este nuevo día, porque eres mi Dios, y porque siempre me provees y me cuidas, a pesar de las circunstancias, a pesar de que todo esté oscuro y sin esperanza. Te alabo bendito Jesús porque tu sangre me sella y me limpia, porque con tu Santo Espíritu y su inmaculada luz lo aclaras todo, todas las dudas, los temores y los miedos de mi vida.
Querido Creador te amo y adoro cada día de mi vida y con toda confianza suplico tu bendita protección, para que alejes todo lo que me impide tener calma y tranquilidad, y de igual manera, también te pido tu ayuda para salir de mi grave situación económica.
(Aprovecha este momento para contarle a Jesús tus dificultades y pide su divina ayuda.)
Hoy, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, por el poder de su preciosa sangre y de su Santa Cruz, en nombre de los Ángeles y Arcángeles que me rodean y asisten con su poder protector; yo rompo, desato y disuelvo para siempre, toda envidia, maldición o maleficio que haya recaído sobre mi economía, sobre mi familia, mi trabajo o mis inversiones; yo alejo de mí y de mis bienes la mala suerte y todo mal deseo y declaro en el nombre de Dios, que se abran mis caminos a la fortuna, a la buena suerte, a la riqueza y la abundancia.
Yo rompo, desato y disuelvo todo mal y daño recibido a causa de la maldad de mis enemigos, o por los pecados e injusticias de mis antepasados, que puedan estar impidiendo que lleguen a mí las bendiciones económicas que Dios tenga para darme, el auxilio que el Hijo tenga para ayudarme y los dones que el Espíritu Santo tenga para concederme.
Lavo con la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo toda contaminación espiritual o mental que haya recaído sobre mis bienes económicos; lavo todo daño y mal que afecte a mi economía a causa de los pecados que con ellos hayan cometido las personas que me los dieron, y por las faltas que yo haya podido cometer por ignorancia con ellos.
En este instante invoco la Providencia de Dios sobre mi patrimonio, sobre mi hogar, mi trabajo o mi negocio, y sobre mi dinero, para que la bendición de Dios que es todo bondad y amor lo multiplique, lo acreciente y lo haga rendir; para que desde ahora mi economía sea próspera y nunca de ahora en adelante tenga ruinas, carencias ni pobrezas, y en compensación me comprometo desde este mismo instante, a ayudar siempre a los que lo necesiten.
También nombro a la Santísima Virgen María, nuestra madre adorada en el cielo, para que sea la gobernadora de todas mis pertenencias y mis bienes, para que siempre sepa administrarlos, y no haga ningún tipo de mal con ellos, y sobre todo, para que no tenga ningún tipo de apego a ellos, para que mi Dios pueda ver la bondad de mi corazón, y me guarde un lugar en el cielo, para poder disfrutar en su momento de la vida eterna al lado de mi amado Jesús y de su corte celestial.
La Sangre de Cristo me lave y selle, me purifique y libre de todo lo que me perjudica, los Arcángeles y Ángeles me sigan protegiendo para que nadie me pueda causar dolor, la Virgen María, madre del Señor, me cubra con su manto de amor y me cuide con su maternal auxilio y que Dios Todopoderoso, Jesucristo y el Espíritu Santo, tengan compasión y misericordia de mí, me envíen sus bendiciones ahora y siempre, y permitan que alejado de los males de esta vida, reciba la recompensa eterna del Cielo.
Te lo pido por el amor a tu hijo Jesucristo, nuestro hermano y Señor.
ASÍ SEA +
Ahora te invitamos a hacer el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
Te invitamos a hacer de todo corazón una obra de caridad, o ayudar a alguien que realmente lo necesite, antes de terminar los nueve días.
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