PIDE AL SEÑOR EN ABUNDACIA, NO TE CONFORMES CON POCO

por | Jun 20, 2018 | EL CONSEJO DEL DÍA | 2 comentarios


Los que se preparan para competir en un deporte, evitan todo lo que pueda hacerles daño. Y esto lo hacen por alcanzar como premio una corona que se marchita; en cambio, nosotros luchamos por recibir un premio que no se marchita.

1 Corintios 9: 25.

No te conviertas en una persona cómoda, conformista y resignada que cae en el victimismo, mira bien todo lo que puedes lograr, piensa siempre que puedes llegar más lejos de donde estás, que es posible seguir creciendo y alcanzar tus metas sin dejar de lado la humildad y la sencillez.

Pero siempre confiando en tus capacidades, en esos dones que Dios te ha regalado y pidiendo en grande porque como dicen tantos dichos por ahí, a quien no pide no le es dado, el niño que no llora no come, entre otros que ya conoces y que lo único que quieren recordarte es que Dios es un padre bondadoso y generoso.

Por tanto no limites tu capacidad de pedir y agradecer, ni la generosidad del Señor, arriésgate por lo que deseas, incluso ve más allá de lo que te es posible soñar, recuerda que los regalos recibidos en cada logro son grandes, gratificantes y valen más que una montaña de oro.

Yo por mi parte no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber enseñado a otros.

 1 Corintios 9: 26-27.

No conformarte no significa que no agradezcas por lo que tienes o has hecho hasta el momento actual, quiere decir que aunque estés agradecido te permitas pedir más sin ambición, con amor y confiando en que todo lo que Dios te da es bueno para ti, pero sin olvidar que no te da todo de una vez para que no te canses de recibir sus bendiciones.

Todo en la vida es paso a paso, pues a veces por ir de prisa te pierdes de algún obsequio que había en el camino, además debes saber que es importante ir con calma porque hay recompensas que es necesario buscar con cautela y atención, porque no se encuentran a simple vista.

Disfrutar de cada cosa que tienes, de cada momento que vives y de cada persona que te acompaña en este recorrido llamado vida, es una constante lucha contra este mundo acelerado que te ha robotizado, una batalla diaria contigo mismo, con tu cuerpo que se ha acostumbrado a comer demasiado rápido y llenarse con poco, que ha asimilado que si está quieto pierde tiempo, entre otros tantos afanes que pasas día a día y que llegan a complicar tu vida.

Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios.

1 Pedro 1: 14.

Una vez que conoces de Dios, que has escuchado su palabra y le permites entrar en tu vida, tus pensamientos y comportamientos se transforman, ya no ves el mundo de la misma forma por tanto no te quedas envuelto en tu comodidad, no te resignas a seguir encerrado en tu egoísmo, inclusive contigo mismo.

Después de conocer al Señor y todo lo que hace por ti, anhelas más, le pides y Él te concede, así que no te niegues a la oportunidad de crecer y de tener más habilidades; es más, pide también lo material, teniendo presente que lo has recibido como una bendición, sin embargo, no dejes que tu corazón ni tu mente se perturben, lo mejor es tener una actitud tranquila, que esté lejana de la avaricia.

Piensa que esos regalos que hoy son tuyos, un día serán de otro, porque lo material no es eterno y perderte en la ambición sería más hostigante que comer dulce las 24 horas del  día sin descanso alguno, sin combinarlo con algo más, ni poder tomar agua, leche o cualquier cosa que calme el empalagarse y toda sensación causada por el dulce.

“Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta; se le abre”.

San Mateo 7: 7-8.

Confía en Dios, pide con fe lo que desees, que si no es bueno para ti el Señor no te lo dará, pero pídelo, toca a la puerta para que te abran, si no buscas las oportunidades, estas no llegarán a golpear a tu puerta o ¿en qué casa te abren sino has tocado el timbre o llamado a la puerta?

Acuérdate que algunas veces es divertido jugar al tesoro escondido y se valora más lo que se obtiene con esfuerzo que aquello que llega como caído del cielo, claro, esto no quiere decir que aquello que no has pedido y te ha sido dado, no lo debes disfrutar, esto quiere decir que debes agradecer y no parar de pedir.

No dejes de caminar porque en un solo lugar no disfrutarás de la vida, sal de tu comodidad y entrégate a tus sueños, no te canses de soñar, aunque parezca imposible, cree en que lo podrás hacer o tener, en eso consiste la vida, en creer que hay más de lo que tienes y eres, y que lo puedes alcanzar.

No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.

Filipenses 4: 6-7.

Obtener paz y felicidad depende de cuan dispuesto estés a pedir, a conseguir, a lograr, de cuanto estés dispuesto a recorrer, de que no te estanques, de que no pares cada que llegues. Continuar el recorrido es lo que te permitirá conocer más maravillas y ser más agradecido.

Sentirte cómodo o tranquilo con algo, no es sinónimo de conformarte y dejar de hacer, de pedir, de soñar, es más bien una motivación para desear más, para seguir creyendo que puedes crecer en todos los aspectos de tu vida y obtener mayores beneficios.

Que Dios te ilumine y te bendiga.


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