Queridos hermanos de Yo creo en Dios, que nuestro Señor los ilumine y les conceda la gracia que hoy estén necesitando.
En esos tiempos, todos pasamos por difíciles momentos, que nos hacen necesitar del Señor con gran urgencia, pues los problemas y dificultades, aparecen en cada momento y reducen nuestras fuerzas y nuestras ganas de seguir adelante.
Por este motivo, hoy te invito a que me acompañes y realices esta plegaria a nuestro Jesús de la Divina Misericordia, con mucha fe y con todo el amor que nazca de tu corazón, para pedirle que te conceda el milagro que estés necesitando con urgencia, bien sea en la salud, en el amor, en lo laboral o en lo económico, confiando plenamente en la Misericordia de nuestro amado Salvador.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Amado Jesús de la Divina Misericordia, mi Rey, mi Salvador, mi Dios, Jesús mío amabilísimo, hoy me refugio en tus dulces brazos buscando tu consuelo, y me refugio en tu Corazón esperando tu amable amparo. Por favor dame fuerza en mi debilidad y alegría en mis penas. También te pido perdón por mis errores y equivocaciones, y desde ahora, hago el firme propósito de enmendarme para no volver a ofenderte nunca más.
Oh querido y adorado Jesús Nazareno, que nos diste la prueba más grande de tu amor y sufriste toda clase de dolores, de insultos, afrentas, padecimientos, de pasión y de muerte en la Santa Cruz, para redimir al mundo, todo para nuestra salvación; dame refugio, dame tu grandioso auxilio y haz que llegue a mí la solución para mis necesidades.
Te doy las gracias oh Señor Jesús, por habernos amado tanto y enseñarnos tu grandeza, por demostrarnos lo mucho que te importamos, y yo Señor, nunca me cansaré de alabarte y bendecirte por ello, y siempre serás mi dueño, mi buen Dios y mi Señor.
Oh Jesús, Divino Redentor nuestro, te agradezco los dones que me has dispensado sobre todo en los momentos más difíciles, te agradezco todo lo bueno que haces por mí, pues sé que a pesar de mis faltas me escuchas, a pesar de que a veces me olvido de ti, me atiendes, por ello, tú que eres bueno y misericordioso, lléname de paz, de luz, de justicia, de amor; cúbreme con tu preciosísima Sangre, protégeme y cuídame en todos mis caminos y extiende sobre mí tus bendiciones.
Oh buen Padre, Jesús de la Misericordia, por tu Pasión Sacrosanta, por tu gloria y tú poder, por los muchos prodigios que has obrado y obras a favor de los que suplicamos ante ti, humildemente solicito tu milagrosa asistencia en estos difíciles momentos.
Te pido, te ruego, te imploro de todo corazón, que alivies la pesada carga de mis hombros, y abras mis caminos a la felicidad. Auxíliame Señor y dame la tranquilidad que tanto preciso en estos momentos de preocupación y desventura.
¡Oh Jesús de Nazaret! brazo fuerte y protector mío, tú que eres bálsamo en nuestras enfermedades y solución en nuestras dificultades y ahogos, tú que eres ayuda en nuestras necesidades y problemas, y haces posibles las cosas que nos parecen imposibles, por favor no me abandones ahora que tanto te necesito, y atiende esta apremiante y angustiosa petición que con el mayor fervor de mi alma en este instante te hago:
(En este momento, con todo el fervor de tu ser, dile a nuestro Señor de la Misericordia, lo que tanto anhelas y pídele que te lo conceda si conviene para tu vida)
Oh Jesús de la Divina Misericordia, Señor de paz y perdón, Rey de eterno de amor y compasión, Padre de suprema benevolencia y dulce consuelo, creo en ti, espero en ti, confío en ti y siempre confiaré; sé que tu presencia me acompaña y mira por mi bien, pues si Tú estás a mi lado me siento seguro y mis duros caminos se tornan en sederos de dicha.
Yo (ahora di tu nombre) te amo y venero con todo mí ser, lo sabes, y a ti que estás a mi lado y todo lo puedes, te suplico por favor, atiende cuanto antes mi solicitud, dame tu apoyo, no me dejes sin tu benéfica ayuda, mi muy adorado, mi querido y buen Jesús.
Jesús Nazareno, mi amado Salvador, que tu presencia me de fuerza, coraje y valor para avanzar, y tus palabras hagan que siempre persevere en el bien en mí, aumenta mi fe, esperanza y caridad, dame tu amparo y protección de noche y de día, y sobre todo, socórreme con tu gracia para que mi ser sea cada vez más digno de tu inmenso amor, de tu bondad y de tu misericordia.
ASÍ SEA +
Recuerda hacer la oración y los rezos con mucha devoción y confiado plenamente en nuestro amado Jesús de la Divina Misericordia, durante nueve días seguidos, para recibir ese milagro que tanto necesitas.
Ahora con todo amor y respeto, te invitamos a hacer el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias.
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