Con el Salmo 91 oremos a Dios y recibamos de sus manos, toda su divina protección.
Queridos hermanos de Yo creo en Dios, que en esta nueva jornada nuestro Padre Celestial les bendiga y de todo su amparo y defensa.
Todos sin excepción, necesitamos de la protección de nuestro Dios y Señor, pues a menudo somos atacados por fuerzas oscuras, por las tentaciones del enemigo, el cual siempre quiere engañarnos, para que entremos en sufrimiento y para que nuestra vida sea un caos total.
Por esa razón, hoy traemos a ti, esta poderosa oración basada en el Salmo 91, para rogarle al Señor que nos de su Santa protección, para que nos cuide cada día e ilumine a cada instante nuestra vida.
Esta oración es importante que la realices cada vez que la necesites, o durante nueve días seguidos si tienes alguna petición en especial, con la firme certeza, de que muy pronto llegará la protección del Señor.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Dios de los cielos y de la tierra, hoy deseo habitar bajo tu abrigo, pues quiero estar siempre protegido por ti, que eres todopoderoso y omnipotente, pues sin ti me he sentido en peligro, en soledad y me he puesto en riesgo de ser atacado por el enemigo.
En primer lugar mi Dios, quiero pedirte perdón por todas mis faltas, por todas mis culpas, por todos los pecados que he cometido hasta el momento, pues antes no tenía conciencia sobre ellos, no me importaba siquiera si afectaba a los demás o te ofendía a ti, pero hoy me arrepiento de eso pues todos merecen respeto, todos somos dignos de tu amor, por lo tanto sé que si hiero a alguien más, te estoy hiriendo a ti y ya no quiero eso para mi vida, por eso nuevamente te pido perdón por todas mis ofensas y pido tu misericordia para reconstruir cada día mi vida.
Señor, tú eres mi esperanza y mi ilusión y en ti siempre confiaré, pues tú me libras de todo enemigo, de toda persecución, envidia o afrenta que quieran hacer contra mí, pero siempre que acudo a ti, yo me fortalezco.
Mi Dios, contigo no temeré al terror nocturno ni a la oscuridad, no tendré miedo a la hora de afrontar todos los retos que me impone la vida a cada momento, pues de tu mano tendré el valor para afrontar cualquier desafío que encuentre, y de esa manera, siempre obtendré la victoria, porque eres mi amparo y protección.
Tú eres grande y poderoso Señor y por eso hoy acudo a ti, para contarte mis desdichas y para pedirte que tiendas una sábana de protección divina sobre mí, para que de ahora en adelante me protejas de todo mal y peligro y me des toda tu protección:
(En este momento, cuéntale a nuestro Señor la dificultad en particular que tengas y ruégale para que te proteja y ampare siempre)
Padre Celestial, tú lo puedes todo, lo sabes todo, me conoces muy bien y por eso de rodillas hoy me postro ante ti, para suplicarte que me des tu Santa protección, que llegues hasta mi con tu gran poder y alejes todo aquello que me pueda hacer daño.
Señor, te pido por favor que también me libres de los males del mundo, de la enfermedad, sobre todo de las graves, de la pobreza, sobre todo del alma y de la mente, del desamor, para que siempre pueda estar cerca de mis seres amados, de la indiferencia, para que si alguien llega a tener problemas, también yo sea capaz de brindarle ayuda, pues es la misma misericordia que tú tienes conmigo.
Gracias por escucharme Santo Padre del cielo, te alabo y te bendigo, porque sé con certeza que acudirás a mi llamado, que me protegerás pues también soy tu criatura, hecha a imagen y semejanza tuya, te honro Señor, agradeciéndote y compartiendo tu palabra con mis hermanos, y dando testimonio de tu amor sobre mí.
Señor Omnipotente, también en este día, te pido por toda mi familia y mis seres amados, para que les brindes a ellos toda tu protección, tu guía y tu amor, para que ellos de igual manera, estén protegidos y bendecidos por ti a cada momento.
Todo esto mi Señor, como siempre te lo pido en nombre de nuestro amado redentor Jesucristo, quien es todo poderoso, y vive y reina por los siglos de los siglos.
AMÉN +
Ahora realicemos el Credo, un Padre Nuestro, tres Ave Marías y tres Glorias, para conseguir la protección de nuestro amado Dios.
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